Más un millón y medio de jóvenes esperan demostrar esta semana en España que la Iglesia católica está viva.
Llegados de los cinco continentes, por aire, tierra y cruzando todos los mares, los feligreses levantaron ayer la bandera de largada de la Jornada Mundial de la Juventud con una multitudinaria misa dirigida por el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, en la que les animó a aceptar el reto de "la nueva evangelización" en un mundo marcado por un "rampante relativismo espiritual y moral".
Flanqueado por la imagen de la Virgen de la Almudena, patrona de la secularizada pero cristiana Madrid, y de la ampolla con la sangre del papa Beato, Juan Pablo II, el "creador" de las Jornadas, Rouco comenzó señalando de la "ingente multitud de jóvenes", que tenía a sus pies. Y les calificó de "esperanza y futuro de nuestras Iglesias particulares, de nuestros pueblos y naciones, de la Iglesia entera".
Rouco Varela no solo es el único arzobispo del mundo que ha conseguido celebrar dos Jornadas Mundiales de la Juventud, sino que, además, lleva camino de situar a la de Madrid en el podio de las más concurridas, junto a Manila-1995 y Roma-2000.
Los jóvenes se encontrarán con el papa Benedicto XVI el jueves cuando arribe a la península ibérica para compartir con ellos hasta el domingo 21, cuando termine uno de los encuentros católicos más multitudinario de los últimos tiempos.
La misa puso el punto y final a un día en el que los peregrinos, vestidos con los colores de la bandera vaticana, blanco y amarillo, portando sus banderas nacionales o con el logotipo de la JMJ, y cantando acompañados de guitarras se hicieron notar por las principales vías madrileñas.
Más de 600 jóvenes bolivianos participan activamente del encuentro católico y levantan la tricolor para dar a conocer su voz.
"Somos miles, somos fuertes y queremos demostrárselo al mundo", proclama Paola. Esta italiana, de 17 años, viene desde Roma a la JMJ con las ideas muy claras: "Nuestras cruces no están carcomidas por la polilla. Los jóvenes cristianos vamos a demostrarle al mundo que la Iglesia está muy viva".
En el dispositivo de seguridad desplegado con motivo de la visita de Benedicto XVI a Madrid participan más de 10.000 efectivos policiales, bomberos, servicios médicos de emergencia y Ejército.
La Policía detuvo ayer a un joven mexicano de 24 años que al parecer planeaba llevar a cabo un atentado contra los manifestantes que se oponen a la visita del Papa.
La llegada de cientos de miles de peregrinos a la ciudad de Madrid ha llevado a la organización de la JMJ a habilitar las cocinas de los centros de alojamiento, y a llegar a acuerdos con 2.100 establecimientos de hostelería, que prevén servir hasta el sábado, más de 1.800.000 menús.
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