El copiloto de AeroMéxico detenido el día 18 en el aeropuerto de Barajas-Madrid por tratar de introducir 42 kilos de cocaína trató de aprovechar la llegada a España del papa Benedicto XVI, confiando en que gran parte de los efectivos de aduanas hubieran sido destinados a garantizar la seguridad del pontífice. Rubén García, de 42 años, “supuso” que los controles en dicha terminal aérea serían mínimos durante la visita papal.
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