El papa Benedicto XVI expresó ayer su preocupación por la necesidad que tienen los jóvenes de hallar salidas a su insatisfacción y denunció "una especie de eclipse de Dios" o rechazo al cristianismo y negación de la fe que experimenta la sociedad actual.
Estas preocupaciones y denuncias centraron los encuentros que el Obispo de Roma mantuvo ayer con el rey Juan Carlos de España y con casi tres mil monjas y profesores universitarios durante la segunda jornada de la visita que realiza a Madrid para presidir -hasta el domingo- la XXVI Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Además, Benedicto XVI llamó ayer a los jóvenes a no ser impasibles ante el sufrimiento humano durante la celebración de un Vía Crucis con esculturas de la Semana Santa española en el centro de Madrid, incluso el que enfrentan los niños que son víctimas del abuso de mayores, mientras los manifestantes antipapa marchaban a pocos cientos de metros.
"No paséis de largo ante el sufrimiento humano, donde Dios os espera para que entreguéis lo mejor de vosotros mismos: vuestra capacidad de amar y de compadecer", invitó el Papa al término de un camino de la cruz en que se denunciaron los abusos sexuales, los crímenes contra los niños, el racismo y las injusticias contra los inmigrantes.
En una entrevista que mantuvieron en las horas de la tarde en la Nunciatura Apostólica, el Papa y el presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, conversaron sobre las relaciones bilaterales entre España y la Santa Sede y la situación económica internacional.
Zapatero y el Papa abordaron la dramática situación humanitaria en el Cuerno de África, en particular a la terrible situación de hambruna y, en este sentido, realizaron un llamamiento a la comunidad internacional para que haga llegar cuanto antes la ayuda necesaria, así como a las autoridades responsables para que faciliten la distribución de dicha ayuda.
Cientos de miles de jóvenes congregados entre las plazas de Colón y Cibeles, muchos de ellos subidos a árboles y farolas, asistieron a uno de los principales eventos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Tras aplaudir al Papa, ahogaron sus cánticos y palmas al paso de una cruz que portaban varios jóvenes que se paraban ante cada imagen del Vía Crucis, que relata los últimos momentos de la vida de Cristo y típico de la Semana Santa.
A unos cientos de metros, miles de manifestantes marchaban por el centro de Madrid, fuertemente vigilados por la Policía, para protestar contra la visita del Papa a la capital española y el alto costo de la JMJ.
Rememora el doloroso vía crucis
Benedicto XVI rememoró ayer con los peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid la pasión de Cristo, mediante un singular y multitudinario vía crucis en el que los pasos estaban integrados por renombrados misterios de la imaginería de la Semana Santa española.
La cruz que regaló Juan Pablo II para las Jornadas Mundiales de la Juventud, llevada por jóvenes de países que viven o han padecido especiales situaciones de sufrimiento, recorrió los distintos pasos en procesión por el centro de la capital.
La segunda y apretada jornada de la JMJ, la inició Benedicto XVI con un encuentro privado con el rey Juan Carlos, en el palacio de la Zarzuela, en el que compartieron su preocupación por los problemas de la juventud actual y coincidieron en la necesidad de encontrar salidas a la insatisfacción que muestran los jóvenes.
Después, Benedicto XVI regresó a continuación a la Nunciatura apostólica en Madrid donde almorzó con doce chicos y chicas participantes en la JMJ y representantes de los cinco continentes, dos de ellos españoles en representación del país anfitrión de estas jornadas.
Benedicto XVI recibió en la Nunciatura, durante aproximadamente media hora, al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con quien trató los alcances de la crisis global.
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