Decenas de miles de jóvenes procedentes de multitud de países inundaron las calles de Madrid, en el primer día de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que comenzó con una misa de bienvenida, a la espera de la llegada, este jueves, de Benedicto XVI.
En la celebración eucarística inaugural, el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, les animó a aceptar el reto de "la nueva evangelización" en un mundo marcado por un "rampante relativismo espiritual y moral". La misa puso el punto y final a un día en el que los peregrinos, vestidos con los colores de la bandera vaticana, blanco y amarillo, portando sus banderas nacionales o con el logotipo de la JMJ, y cantando acompañados de guitarras se hicieron notar por las principales vías madrileñas. La seguridad está a cargo de más de 10.000 policías.
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