Decenas de personas acudieron ayer a villa El Carmen, camino a Los Yungas, para celebrar la fiesta de Urkupiña y emular las tradiciones del Valle.
Los yatiris (guías espirituales de los aymaras), abrigados con coloridos ponchos y encasquetados por su tradicional lluchu (gorro) andino, bendecían las miniaturas de los creyentes.
“Tenemos mucha fe a la virgen, el año pasado nos ha cumplido”, aseveró a la red PAT Susana Calle, una mujer que acudió a la fiesta pagana.
Todos los 15 de agosto, en homenaje a la Virgen de Urkupiña, Cochabamba celebra una fiesta sincrética por fe y devoción, caracterizada por la venta de juguetes en miniatura, en representación de propiedades y valores simbólicos.
En La Paz, que importó la tradición hasta sus suelos, “caseras” (vendedoras) se apostaron en medio de un canchón y acomodaron mercancía religiosa.
Carros, casas, títulos profesionales y hasta gallos en representación de pareja, se vendieron en miniatura.
“Es la primera vez que vengo y me he comprado auto y casa” manifestó una devota de la fiesta. El humo que arrastraba el olor de la madera palo santo, ascendía retando la gravedad, y comprometía la fe de decenas de creyentes que bendecían sus juguetes en miniatura por guías espirituales andinos.
“He comprado dólares” indicaba una persona que sujetaba una faja de billetes en dólares de papel bond.
Los creyentes, dispersados por todos los rincones, luego de adquirir algunos bienes inmuebles y vehículos apretados en las manos, acudían a los yatiris para que los apruebe y pueda materializar sus esperanzas.
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