El papa Benedicto XVI llegó ayer a su encuentro con cerca de un millón de jóvenes en el aeródromo de Cuatro Vientos, al suroeste de Madrid, para la vigilia de oración, una de las citas más importantes de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Fue recibido por el heredero de la corona española, el príncipe Felipe y su esposa, doña Letizia, a su llegada a la gran explanada, donde desde por la mañana empezaron a congregarse cientos de miles de peregrinos de las JMJ para ver al pontífice.
Los peregrinos recibieron con aplausos y gritos de alegría a Benedicto XVI tras esperar todo el día bajo un sol de justicia, que se escondió a última hora de la tarde para dar paso a unas nubes que amenazaban con tormenta al llegar el pontífice. Benedicto XVI se dirigió al aeródromo de Cuatro Vientos tras pasar por la cercana Fundación Instituto San José, donde mantuvo un encuentro con un grupo de discapacitados físicos y síquicos.
Un momento emotivo tuvo lugar cuando el papa bendijo a un bebé de 18 meses, que sufre un tumor cerebral, antes de firmar en el libro de honor de esa fundación, que se dedica a atender a esos discapacitados. “Son el rostro de Dios”, les dijo.
Se reunió con Mariano Rajoy, jefe del Partido Popular, con quien habló de lo que es necesario hacer para atender a los pobres y superar la crisis económica. Hoy se reunirá con el rey Juan Carlos. Defendió el celibato, pidió obediencia y atacó la cultura del placer. En la jornada hubo desmayos y heridos por la caída de un poste de luz.
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