El fallecido papa polaco, con casi 27 años al frente de la Iglesia católica, será beatificado hoy, seis años y un mes después de su muerte ocurrida el 2 de abril de 2005, un proceso más acelerado que el habitual.
Los gritos interrumpieron la liturgia. “Santo, santo, santo” se escuchaba, y en las pancartas se leía “Santo súbito”. Allí, en la Plaza de San Pedro, entre monarcas, presidentes y un millón de seguidores, se pidió “santidad inmediata” para quien fue el papa más mediático y de mayor proyección internacional en la historia: Juan Pablo II.
Fue el 8 de abril de 2005, durante sus honras fúnebres en el Vaticano. Menos de tres meses después, el 28 de junio, se inició el llamado “camino a la santidad”, un trámite que busca primero la beatificación (que confiere la condición de beato) y, en una posterior fase, la canonización (que lo “eleva” a santo). Seis años y un mes después de su muerte, el próximo domingo se cumplirá el primer paso.
El proceso suele tardar más años y hasta siglos, pero con Juan Pablo II se batió un récord en la historia moderna. Dos meses y 26 días después de su muerte, Benedicto XVI dio la dispensa, una excepción a la norma establecida para iniciar el proceso.
Según las reglas dictadas en el Concilio Vaticano II (cuando la Iglesia replanteó su manera de vivir el evangelio, al cumplirse un siglo de la llegada a la América de la corona española), deben pasar al menos cinco años desde la muerte del candidato para poder iniciar este proceso.
El proceso, simplificado, es así. Primero se decide si, con la documentación recibida, la causa que presenta el postulador puede seguir, aunque en la práctica este es el inicio formal. Después se demuestra que el candidato practicó “a la perfección” las “virtudes cristianas”. Si fue así, se lo declara venerable (título que da la Iglesia a quienes mueren con fama de santidad), pero no de culto público. Le sigue la fase de comprobación de milagros.
Fue él mismo, durante su pontificado (1978-2005), quien modificó los requisitos de santidad. Antes, quienes postulaban las causas necesitaban documentar para las beatificaciones la realización de al menos dos milagros (atribuidos a la intercesión del fallecido) y dos más para las canonizaciones. Juan Pablo II simplificó el trámite al bajar a un milagro para cada proceso.
Fernando Barredo, decano de la Facultad de Ciencias Filosófico-Teológicas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), explica que en la Edad Media este proceso era inmediato, de ahí la expresión “santo súbito”. “No es simplemente el papa quien canoniza, sino el pueblo”, comenta.
Hoy el Vaticano se sujeta a una legislación especial y la rapidez generó reacciones incluso entre excolaboradores del fallecido papa, pues no querían dudas sobre el proceso. Pese a ello, el 31 de marzo de 2007, el cardenal vicario de Roma, Camillo Ruini, reveló que muchos purpurados firmaron una petición para abrir rápidamente la causa de beatificación.
Hoy Juan Pablo II será proclamado beato y, podrá ser festejado los 22 de octubre sólo en Polonia, donde nació, y en Italia, donde dirigió la Iglesia durante 26 años y cinco meses. Un día como aquel, en 1978, inauguró su pontificado, el tercero más largo de la historia.
Las autoridades religiosas no concedieron el “culto universal” (en todas las iglesias del mundo, como ocurre con los santos), pese a que se lo había solicitado. Para la Iglesia, un beato es un difunto que, mediante el proceso de beatificación, puede ser venerado en público en una región determinada, generalmente la que pidió el proceso.
(...) A pesar de sus seguidores tuvo sus críticos, quienes sin embargo lo reconocían poseedor de un carisma excepcional y destacan algunas de sus acciones.
Impulsó el ecumenismo, logró por primera vez un acercamiento de líderes de distintas iglesias y el respeto de un sector de judíos. En su pontificado estableció relaciones diplomáticas con Israel. Fue el primer papa que rezó en una sinagoga, en 1986. Su peregrinación a Tierra Santa, en marzo de 2000, marcó un giro en las relaciones de ambas religiones al colocar una nota en el Muro de los Lamentos (donde oró), en la que pedía perdón a Dios por el sufrimiento de los judíos.
También pidió perdón por los pecados pasados de la Iglesia, visitó una mezquita en el 2001 y, durante sus numerosas giras (hizo 104 viajes, en los que recorrió 600 ciudades y poblaciones de 129 países), estuvo en naciones que atravesaban momentos críticos. Una de sus idas históricas fue a Cuba, en 1998, y uno de los resultados, la liberación de 200 presos políticos.
Opinó con frecuencia sobre los derechos de los trabajadores y criticó el “capitalismo salvaje”. Se opuso a la guerra que EEUU lanzó en Irak en el 2003.
Acto
litúrgico.
La misa de beatificación concelebrada por el Papa y todos los cardenales, dará comienzo hoy con el sugestivo rito del descubrimiento del gran tapiz con el rostro de Juan Pablo II en la fachada principal de la basílica de San Pedro.
Los organizadores no quisieron
revelar cuál ha
sido la foto elegida, limitándose a comentar que
“es una imagen muy bonita; será una sorpresa hermosa y alegre”.
Oraciones.
Después de la misa, los fieles podrán entrar en la basílica para rendir homenaje al féretro cerrado con los restos de Juan Pablo II. El templo estará abierto mientras que dure el flujo de fieles, para permitir que los cientos de miles que se esperan puedan rezar.
Después, el féretro será trasladado a la capilla de San Sebastián, ubicada en la parte derecha de la basílica.
Filmación en 3D.
La beatificación será filmada con telecámaras en 3D. Se empleará una plataforma móvil; un vehículo de 16 metros de largo y 2,5 de ancho que conecta 16 telecámaras con fibra óptica, ocho telecámaras en HD y al menos tres en 3D.
Es la primera vez en la historia de la Iglesia que una celebración litúrgica con el Santo Padre va a ser filmada en 3D.
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