uan Pablo II, declarado beato esta madrugada (hora boliviana), puede recibir oraciones, pues se encuentra cerca de Dios y es capaz de intermediar para que el Todopoderoso escuche las plegarias, explica el obispo castrense de Bolivia, Gonzalo del Castillo.
La beatificación es un reconocimiento que hace la Iglesia Católica a una persona fallecida, que está en el Camino de la Santidad.
El Papa Juan Pablo II, “fue Sembrador de Justicia y Esperanza, es casi seguro que está con el Padre eterno”, dice el obispo. Así que se le pueden prender velas en iglesias y parroquias.
Un milagro, según Giamba-ttista Diquattro, nuncio Apostólico de Su Santidad en Bolivia, “es un suceso increíble realizado por Dios fuera del orden de la naturaleza”. Y esto habría sucedido en el caso de la monja francesa Marie Simón Pierre, a quien la intercesión de Juan Pablo II ayudó, se afirma, a superar el Parkinson —que el propio Papa polaco sufrió—, enfermedad hoy incurable.
La curación, argumenta la Iglesia Católica, ha sido juzgada por los científicos como rápida, completa, durable e inexplicable, y al ser comprobada por miembros de la Congregación Ordinaria de los Obispos y de los Cardenales, fue ratificado por el papa Benedicto XVI como un verdadero milagro.
El Nuncio, en entrevista con La Razón, explicó que se dispuso que en el calendario de las diócesis de Roma y Polonia, la celebración del beato se inscriba el 22 de octubre y se celebre, desde ahora, cada año.
El caso del beato Juan Pablo II, dice Diquattro, “nos impulsa a mirar al Señor y sumergirnos en una meditación humilde y devota sobre el misterio de la suprema potestad del mismo Cristo”.
La ceremonia de beatificación comenzó a las 04.00 de hoy en la ciudad del Vaticano. Más de 300 mil fieles se apostaron en la plaza de San Pedro para el acto.
Juan Pablo II, al morir el 2 de abril del 2005, fue declarado Siervo de Dios por haber “difundido virtudes cristianas con grado heroico”. Tal es el primer paso que establece el Código de Derecho Canónico para reconocer el camino hacia la santidad.
Para ser beato es indispensable que un milagro sea verificado. La monja Pierre está presente en el acto de hoy.
Los restos han sido venerados
El féretro con los restos de Juan Pablo II fue sacado el viernes 29 de la tumba que ocupaba en las Grutas Vaticanas, y fue colocado sobre un catafalco (armazón) cubierto con una tela blanca bordada en oro. El ataúd permaneció en ese lugar hasta anoche, cuando fue trasladado al Altar de la Confesión de la basílica de San Pedro.
Los actos comenzaron ayer, con la vigilia de más de 300.000 fieles en el Circo Máximo, en Roma, indicó Simón Bolívar Sánchez, encargado de negocios de la Nunciatura en Bolivia. En un contacto telefónico con La Razón, desde el Pontificio Consejo de Comunicación Social del Vaticano se precisó que la beatificación empezó a las 10.00 del domingo (04.00 hora local). Una multitud de personas se hizo presente para presenciar la ceremonia. El Papa Benedicto XVI presidió la misa.
Para mañana, en esta plaza el cardenal y secretario de Estado, Tarcisio Bertone, presidirá a las 10.30 (04.30 hb) la misa de agradecimiento por la beatificación.
A futuro, si se verifica otro milagro, Juan Pablo II podría ser canonizado, es decir, declarado un santo más de los católicos.
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