Recordando los 23 años de la visita del Papa Juan Pablo II, ayer, se realizó la celebración de una misa oficiada por el Obispo Javier del Río y un grupo de sacerdotes de la parroquia de Fátima.
Participaron del acto y la misa, estudiantes de cuarto medio, profesores y directores de los colegios, Santa Ana y Juan Pablo II, concejales municipales y dirigentes vecinales del barrio Aeropuerto.
Además, el Honorable Concejo Municipal, mediante voto unánime otorgó un reconocimiento que declara el 13 de mayo como, “Día de homenaje al beato Juan Pablo II, por su misión a favor de la paz”.
Es importante recordar que un 13 de mayo de 1988, el papa Juan Pablo II visitó la ciudad de Tarija. En aquella ocasión, 300.000 personas de distintos lugares llegaron a la capital para presenciar de la visita del sumo pontífice.
El Papa viajero, que permaneció en Bolivia entre el 9 y el 14 de mayo de 1988, y visitó los departamentos de La Paz, Oruro, Cochabamba, Chuquisaca, Tarija, Santa Cruz y Beni, donde expresó este mensaje: “Deseo entrar en todos los hogares, al menos con el saludo o la bendición… Mi deseo es sentirme y que me sientan cercano todos los bolivianos, particularmente los más débiles y necesitados, para que el mensaje del Maestro prenda en sus corazones y les dé luz y fuerza en sus afanes, sufrimientos y anhelos”.
“El Papa polaco ahora es chapaco”, fue el estribillo que acompañó a Juan Pablo II en su visita, se considera que nunca hubo un recibimiento tan jubiloso y lleno de amor, ternura y comprensión y sobre todo de hermandad entre los tarijeños.
En un peregrinaje por los países de Sudamérica, es que llega el papa Juan Pablo II a nuestra capital, en la que miles de jóvenes se dieron cita al aeropuerto Oriel Lea Plaza para recibirlo con mucho cariño y amor
Un joven tarijeño, Luis Alberto Morales, fue uno de los miles que asistió al mirador Juan Pablo II y recibió la bendición para la Virgen de Chaguaya. Se estima que alrededor de 300.000 personas de diversos lugares llegaron a Tarija y otros del norte argentino.
Morales recuerda que el Papa se llenó de emoción al ver la presencia de miles de jóvenes y niños, el mensaje que dejó fue de esperanza y justicia por lo que considera que es un valor fundamental en la vida de los católicos.
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