El papa Benedicto pidió ayer a los católicos occidentales que no se dejen arrastrar por “el miedo a los extranjeros” y resistan al desaliento ante los juicios críticos, en un llamamiento lanzado ante 300 mil fieles en una visita a Véneto (noreste).
El Sumo Pontífice se refirió nuevamente a la acogida a los inmigrantes, diciendo que no hay que ceder “al miedo a los otros, a los extranjeros, a las personas que vienen de lejos” y que parecen “causarles perjuicios”.
Europa está sacudida por la polémica sobre el flujo de inmigrantes procedentes de Túnez y Libia. Italia, en primera línea por su ubicación ante las costas norafricanas, acusa a sus asociados europeos de falta de solidaridad.
Unos 300 mil fieles asistieron a la misa oficiada por el papa Benedicto en el parque San Giuliano, frente a Venecia. Desde primeras horas de la mañana, miles de personas comenzaron a llegar en familia, muchas de ellas en bicicleta, a esta zona de más de 700 hectáreas.
El Papa alemán, de 84 años, realiza una visita pastoral de dos días que el sábado lo llevó a Aquilea, una antigua ciudad romana, cerca de la frontera con Eslovenia, y a la plaza San Marcos de Venecia.
Al término de la ceremonia en el parque, María, una veneciana madre de ocho hijos, confiaba “su gran orgullo de haber dado un hijo sacerdote a la Iglesia”.
Joseph Ratzinger no mencionó las dudas de los creyentes sobre las posiciones rígidas de la Iglesia ante las costumbres ni el escándalo de los sacerdotes pedófilos.
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