Durante seis años fue el secretario de prensa del entonces cardenal Jorge Bergoglio en Buenos Aires, Argentina, antes de que sea elegido papa el 13 de marzo de 2013. Para Federico Wals, Bergoglio sigue siendo la misma persona que extraña su tierra, sus amistades, no mira televisión y es de una sola palabra.
_¿Cómo describe los años que trabajó junto a Bergoglio, hoy convertido en papa?
Comencé a trabajar con él a principios de 2007. Con el tiempo esa relación de trabajo se convirtió en una relación personal, de afecto, familiar. Él es más que un jefe para mí, se convirtió en un padre, alguien con quien compartir no solo temas de trabajo, sino personales y familiares, y a quien pedirle un consejo. Jorge Bergoglio es el hombre de las palabras justas, de amplia escucha. Reflexiona, piensa y luego te da una respuesta. No se apresura, se toma su tiempo que pueden ser minutos u horas, pero no se apresura, trata de escuchar las distintas voces sobre un mismo tema.
_Cuando uno asume cargos de poder muchas veces hay la tendencia a empoderarse, ¿qué pasa con Bergoglio?
Él es un hombre de poder, pero eso no lo hace déspota, ni creer que porque es papa es el número uno, al contrario, él siempre dice que el verdadero poder es el servicio, mientras más arriba estás, más tenés que servir y ser ejemplo positivo para los demás.
Él escucha a todos, después toma la decisión en su intimidad, en su soledad, y cuando asume una decisión no da marcha atrás, la respeta, la avala y la acompaña.
_¿Qué es lo que más le impresiona de él?
Es que siga siendo el mismo. Cuando tuve la oportunidad de viajar a Roma y reencontrarme con él, el trato ha sido: “Hola padre, hola Federico”, como si el tiempo no hubiese pasado.
Es el mismo ser humano que necesita del contacto, que hace una broma, se alegra, te pregunta por su Buenos Aires querido, te das cuenta de que también necesita de los afectos, que no es un superhombre.
A veces uno piensa que el papa, porque tiene el Espíritu Santo, no extraña su ciudad, ni los afectos. También se pone triste, le gusta que lo vayan a visitar y la cercanía con la gente. Acá ya la tenía, pero ahora se ha potenciado ese vínculo que tiene con la gente, ese idioma que habla con el pueblo, es el papa del pueblo, no tiene barreras.
Cuando los domingos va a las periferias de Roma para visitar una parroquia, de vuelta pide parar en algún barrio, en algún lugar donde hay gente para saludar, para ver, es como que necesita de eso.
_A Francisco, ¿qué le gusta hacer en su tiempo libre?
Tiene pocos ratos libres, porque siempre está haciendo cosas, pero le gusta escuchar música clásica, tango, leer y visitar alguna parroquia, un hospital, un colegio, un sacerdote enfermo, alguna persona, una villa, siempre con una agenda cargada.
_¿Cómo ve la tecnología?
Él no usa computadora, no tiene celular, no mira televisión por una promesa que hizo a principios de los 90 (a la Virgen del Carmen); sin embargo, reconoce el poder de la tecnología en el buen sentido como una fuerza transformadora. Sabe que con la televisión, el internet, Twitter, Facebook llega más lejos y más gente lo ve y lo escucha. No es que porque no use las nuevas tecnologías las combata, al contrario, las fomenta.
_Con tanta agenda, ¿alguna vez lo ha conocido en momentos en que ha necesitado sacar fuerzas de donde no hay?
Él saca fuerzas del poder de la oración. Es un hombre de una profunda espiritualidad, de una profunda oración y conexión con Dios, y esas fuerzas las saca de la confianza que tiene depositadas en Dios, que como todo padre no abandona a sus hijos.
También lo acompaña la fuerza del Espíritu Santo, en Buenos Aires lo veíamos con el rostro más cansado, más adusto, pero cuando salió ese 13 de marzo al balcón (del Vaticano, cuando lo eligieron papa) era el mismo, pero a la vez era otro, esa fuerza interior es el Espíritu Santo que le permite a sus 78 años estar como está, con esa fuerza.
Los colegas que cubren los viajes apostólicos no se explican cómo el papa no se cansa, que ellos siendo hasta 40 años más jóvenes, terminan agotados.
_¿Alguna vez ha vivido un episodio milagroso junto a él?
Sí, el 7 de agosto de 2010 que se celebra San Cayetano, para él era un día central donde tenía que estar acompañando a la gente. No se sentía muy bien, pero íbamos a ir igual. Al salir me comentó que ya había pedido a Santa Teresita que le enviara una señal, porque después de la misa él tenía que caminar las 15 cuadras hasta el santuario.
Cuando me contó eso fui muy excéptico y me pregunté ¿una señal? Subimos al auto, celebró la misa y cuando terminó me dijo que los dolores le impedían caminar esas 15 cuadras y que solo iba a recorrer dos para volver al centro de Buenos Aires.
Cuando estábamos llegando a la segunda cuadra, en medio de la llovizna y el viento, nos cortó el paso una persona más alta que él, vestido con un sobretodo negro y tenía la mano derecha adentro del sobretodo y con un gesto rápido sacó una rosa blanca, Bergoglio se sorprendió y bendijo la rosa, luego intentó esquivarlo, pero el señor le dijo: “Usted no entendió nada, este es el signo que está esperando”, sonrió y le entregó la rosa.
Bergoglio la agarró, me miró y me dijo: “Federico, Santa Teresita no me abandonó, voy a caminar hasta el final de la columna (de fieles)”. En ese momento, el señor desapareció, nunca más lo volvimos a ver. A Bergoglio le cambió el semblante, estaba radiante y siguió hasta el final.
Cuando subimos al auto para volver me dijo: “¿Viste que Dios no abandona?, hay que tener confianza”. Luego me contó que como papa le pasaron otras cosas similares.
_Él rompe el protocolo, hace su propia agenda...
Lo hizo toda su vida. Esto que estamos viendo no es un producto del marketing ni de una estrategia vaticana para mostrar una contracara de la Iglesia, para disminuir la sangría de fieles o para tapar otras cuestiones, él es así. Siendo cardenal no quizo chofer, él manejaba su agenda y viajaba a Roma en sección turista, no en primera.
_Desde el punto de vista comunicacional, ¿cómo define sus mensajes?
Su mensaje es simple y claro, él no está con vueltas, son mensajes cortos y concretos, siempre nos habla a todos sobre el Evangelio. Así como Jesús iba a las periferias y se encontraba con todos aquellos que estaban dejando la Iglesia, prostitutas, pecadores (...) creo que Francisco es el fiel reflejo de lo que era Jesús en ese sentido.
Su mensaje no apunta a los católicos, sino a los que se fueron de la Iglesia. Él ve a la Iglesia como una tienda de campaña donde hay heridos y primero hay que curar a los heridos y después seguir con los demás. Bergoglio te habla en 140 caracteres, todo lo que dice lo podés twittear fácilmente, no hace falta resumirlo.
_En poco más de dos años de papado, ¿qué cambios destaca usted?
Francisco revalorizó y puso a América Latina, su religiosidad y su fe en primer plano. América Latina pasó a ser el continente de la esperanza, por lo que ahora tiene un lugar especial dentro de la Iglesia. Al interior del Vaticano, los grandes cambios han sido la reforma de la curia, el saneamiento del sistema financiero, el nombramiento de cardenales de países que antes ni siquiera estaban en el mapa como Haití y Cabo Verde, por ejemplo. Le está dando la voz a realidades que nunca han tenido.
_¿Eso revitalizó la Iglesia?
Totalmente. El ejemplo de América Latina se está tratando de aplicar en otros países, es la sangre joven y el continente de la esperanza. Basta ver la beatificación de monseñor (Óscar) Romero (El Salvador), que durante años estuvo parada en Roma y Francisco lo beatificó en un tiempo récord.
_¿Cuál cree que es su principal desafío en su gira por Ecuador, Bolivia y Paraguay?
Que la gente vuelva a creer en la Iglesia
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