El Arzobispo de Santa Cruz, Monseñor Sergio Gualberti, en la homilía de este domingo, condenó los últimos hechos de violencia registrados en la capital cruceña, que pusieron al descubierto a una sociedad donde están ausentes los valores éticos, morales y donde más bien impera la corrupción, la violencia, el hedonismo, el erotismo exacerbado, la diversión desmedida y el consumo de alcohol como elemento infaltable en todo evento.
En ese marco, Gualberti reflexionó en torno al estremecedor caso de violación a una niña de tres años y las propuestas que surgieron respecto a la implementación de la pena de muerte, o, castración química para los autores de estos delitos.
"La conmoción y la condena de estos delitos han sido generales, y está muy bien y así debía ser. Sin embargo, no podemos quedarnos en ellas. Tampoco podemos quedarnos en la condena de los responsables y en el justo pedido de mayor seguridad ciudadana. Peor aún, podemos aceptar la implementación de la pena de muerte o la castración química de los violadores, medidas que contravienen a la dignidad y derechos de toda persona, aún de los delincuentes, porque también ellos son hijos de Dios", sostuvo el Monseñor.
Más allá de plantear castigos ejemplares, Gualberti considera que el desafío para el Gobierno es encontrar soluciones duraderas: "Tenemos que encontrar las causas de estos hechos, causas personales, familiares y sociales, cuestionándonos a todos nosotros, sentirnos todos implicados, preguntarnos también sobre nuestra conducta o nuestra cómplice pasividad”.
El miércoles pasado, la sociedad cruceña reaccionó indignada por la violación y asesinato de una niña de apenas tres años cometida por Iván Linder Mallea Mamani (24), crimen que motivó a los legisladores cruceño a pedir se debata en el Asamblea Legislativa la castración química como alternativa para frenar más casos de violaciones.
En ese contexto, Monseñor Guaberty, sostuvo que las familias se ven "incapaces de asumir la educación primordial de sus hijos en base al amor, a la responsabilidad y dejan a los niños abandonados a su propia suerte, lo que se genera en elemento multiplicador de casos delictivos.
ANF
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