El 13 de marzo, cuando se conoció al nuevo líder de la Iglesia católica en el mundo, María Elena Bergoglio hacía las labores de su casa con un ojo en la tele. Ella no creía que su hermano Jorge sería el elegido. Ella le apostaba a un cardenal brasileño, mientras su hijo iba por cualquiera de los cuatro purpurados surgidos de la orden franciscana. Ahora, ella es la única hermana viva de Francisco.
¿Cómo vivió la elección de su hermano como papa?
Desde el 13 de marzo hasta ahora no he tenido tiempo. El médico me mandó a hacer reposo absoluto por un estrés tremendo. Vino a raíz de que no tenía un minuto libre. Mis días empezaban a las seis de la mañana y terminaban a las 23:00. Atendía periodistas que esperaban afuera y el teléfono nunca paraba de sonar, así todo el día.
¿Suele salir?
Era de salir, pero ahora no tengo mucho tiempo. Tardé poco más de un mes en encontrarme con mi familia, con mis sobrinos, a los que amo como si fueran mis hijos. Somos una familia muy unida, pero pasó un mes antes de que pudiéramos abrazarnos en familia y decirnos todo lo que sentíamos.
¿Se enteró por la tele?
Ese día yo estaba haciendo las cosas de la casa con el televisor prendido, esperando que anunciaran al nuevo papa. Escucho que había salido humo blanco y entonces le digo a mi hijo: “Jorge, salió humo blanco” y me senté porque es una ceremonia que me gusta. No habíamos hablado con mi hermano. El día anterior de viajar me había llamado: “Eh, nena, cuando vuelva te llamo, ¿listo?”. Yo ni siquiera sospechaba. Quería que fuera papa el cardenal brasileño y mi hijo quería que fuera alguno de los cuatro cardenales franciscanos. Lo único que pude escuchar fue “Jorge Mario” y me largué a llorar. Antes de que saliera al balcón ya los vecinos tocaban el timbre para felicitarnos y el teléfono empezó a sonar y no para hasta ahora. No pudimos disfrutar .
¿Qué dijo su hijo, Jorge, que es ahijado del papa?
Estaba anonadado. Primero se asustó porque yo decía “no, no, no” y lloraba. Tampoco hubo más tiempo porque la batalla del timbre y del teléfono comenzó rápido. Creo que un día me tengo que sentar y poner las grabaciones y vivirla como si fueran el primer día.
¿Se tranquilizó cuando el papa la llamó?
Sí. Poco tiempo después de su asunción, ese mismo día, llamó. Cómo lo consiguió, no lo sé, por acá el teléfono no paraba de sonar. Lo atendió mi hijo, el más chico y escucho que dice, ¿quién habla? Luego dijo, ‘oh, tío’. Pegué un salto y le saqué el teléfono y me fui a hablar a la cocina para estar más tranquila. Fue una charla especial, con todas las emociones. Primero le dije, gracias por llamar. Él me dijo: “¿Cómo no te voy a llamar?”, como diciéndome ‘aterrizá, nena’. Ahí tomé conciencia de que no estaba hablando con el papa, sino con mi hermano.
¿Cree que su hermano es feliz como Francisco?
Sí, sí, basta verlo, mirarle la cara así, totalmente feliz. Nunca quiso ser papa, eso es lo contradictorio porque él no quería. Él era feliz con su gente, viajando en tren, en subte, caminando: estando con la gente en definitiva.
A él le gustaba encontrarse con la gente en la puerta de la iglesia después de cada misa…
Sí, e iba a las villas y estaba con la gente. Lo invitaban a una fiesta a algún lugar formal y no; pero lo invitaban a una fiesta en una villa e iba nomás.
¿De qué santo era devoto cuando era joven?
Es muy devoto de San José y de Santa Teresa de Jesús. Soy muy feliz y tener un hermano papa es una gracia de Dios, pero incalculable. Esta es una bendición para la familia y pienso en los que nos enseñaron el camino, en mamá, en papá, en la abuela Rosa y el abuelo Juan. Si estuvieran vivos…
¿Qué cree que dirían?
No sé. No puedo explicar ni lo que siento yo menos podría lo que hubieran sentido ellos. No hay palabras, pero en el cielo deben haber hecho un festín, sobre todo la abuela Rosa, que veía por los ojos de Jorge.
Una emoción grande…
Demasiada, demasiada, demasiada. No se puede explicar. Lo que sí, yo siento que le pedíamos a Dios un cambio en la Iglesia y se fue dando despacito, con los distintos papas. Incluso con Benedicto XVI, pobre. Es un papa al que no se supo reconocer. Cuando asumió como papa no tembló en destapar todas las cosas que había que destapar en la Iglesia y cuando sintió que no tenía más fuerzas, tuvo la humanidad y honestidad de dejar el poder. ¿Quién deja el poder hoy en este mundo?
¿Por qué cree que su hermano eligió ser Francisco?
Por Francisco de Asís. Él quiere lo que quería San Francisco de Asís, una Iglesia pobre para los pobres, vivir el evangelio por sobre todas las cosas y llevar a Jesús, pero dentro del corazón y enseñárselo a todo el mundo.
Jorge Bergoglio estuvo muy cerca de los bolivianos, ¿es así?
Mucho, cuando fue arzobispo estuvo muy cerca de la comunidad boliviana, luchando, ayudándolos a pelear por sus derechos, muy, muy cerca. En los medios salió la imagen cuando le muestran el departamento papal y su comentario fue: “Uy, qué grande que es esto, acá vivirían 300 personas”. Ahí se da cuenta de que va a ser un papa distinto, que va a cambiar muchas cosas, no sé cuáles, pero sí que va a cambiar muchas cosas.
Usted y el papa Francisco se parecen…
Dicen que soy Jorge con pelo largo y vestido de mujer
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