El libro "La viña devastada", del sacerdote español Juan Rubio, examina las claves de la renuncia de Benedicto XVI y la elección del Papa Francisco, de quien dice que será capaz de reformar la Iglesia desde adentro, orientándola hacia la austeridad y alejándola de la tentación del poder.
Rubio, director del semanario "Vida Nueva", explicó que el título no se refiere a la herencia que el papa emérito le ha dejado a su sucesor, sino a una alegoría bíblica a la cual
el propio Benedicto solía aludir.
Tomada del "canto a la viña" de Isaías, la historia cuenta de una vida que en lugar de uvas dio agrazones.
Al iniciar su pontificado en abril de 2005, explicó el autor, Benedicto XVI se definió como un "humilde trabajador de la viña del Señor", dedicándose así a combatir el laicismo agresivo que amenazaba el fruto de la misma.
El título no deja, sin embargo, de resultar apropiado, ya que el libro aborda precisamente los enormes retos que enfrenta la Iglesia Católica en el siglo XXI y el rumbo esperanzado que tomará bajo el nuevo pontífice.
Rubio examina el rol del cardenal Ratzinger en el ministerio de Juan Pablo II durante las tres décadas antes de suceder a su amigo y colaborador cercano.
El autor de "La viña devastada", libro que ya circula en Estados Unidos y otros países, concluyó que, a pesar de su reticencia, edad avanzada y estado de salud, la decisión del cónclave de 2005 no pudo haber sido otra.
Según Rubio, Benedicto XVI continuó la labor doctrinal iniciada por Juan Pablo II al igual que el trabajo ecuménico y el diálogo interreligioso.
Sin embargo, el estilo de Benedicto XVI contrastaba radicalmente con el de su antecesor.
En su breve pontificado, a Benedicto XVI le tocó afrontar una larga lista de dificultades y escándalos, como los informes de pederastia entre miembros del clero, el "Vatileaks", relaciones tensas con el mundo islámico y reportes de tensiones internas.
Sin embargo, Rubio insiste que durante ese periodo "corto, intenso y polémico" Benedicto XVI logró efectuar reformas importantes, pese a una "política de comunicación errónea" por parte de sus asesores.
"La historia hablará de él como un importante reformador", señaló.
La sorpresa de la retirada de Benedicto XVI fue seguida por otra: la primera elección de un Papa latinoamericano que no figuraba en las listas de los favoritos.
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