El papa Francisco comenzó su esperada revolución con la creación de un grupo de ocho cardenales, procedentes de los cinco continentes, para estudiar cómo reformar la Curia romana tras los últimos escándalos. La iniciativa del papa surge tras las sugerencias realizadas durante las congregaciones generales precedentes al cónclave, según un comunicado de la oficina de prensa del Vaticano publicado ayer. El Consejo ha sido constituido, añade la nota, "para aconsejarle en el Gobierno de la Iglesia universal y estudiar un proyecto de revisión de la Constitución Apostólica Pastor bonus", promulgada por Juan Pablo II en 1988 y que regula la composición y competencias de los distintos dicasterios y organismos que forman la Curia romana.
¿Qué es la Curia?. Es el conjunto de órganos de gobierno de la Santa Sede y de la Iglesia Católica. Está compuesto por un grupo de instituciones, denominadas dicasterios, bajo la dirección del papa, que ejercen las funciones legislativas, ejecutivas y judiciales. Se coordina y proporciona la necesaria organización central para el correcto funcionamiento de la Iglesia y el logro de sus objetivos.
Motivo de escándalo. La reforma de la Curia romana fue uno de los principales temas de preocupación en las congregaciones previas al cónclave, cuando aún estaba latente el caso Vatileaks, el robo de documentos de los que surgieron la existencia de divisiones entre sus miembros.
Además, sobre el ministerio del papa Jorge Mario Bergoglio pesaba la necesidad de dar mayor colegialidad, transparencia y fiabilidad al aparato vaticano, además de otro de los temas que preocupan al pontífice: reducir las cargas económicas que implican.
Los elegidos. El grupo estará formado por cardenales representantes de los cinco continentes comenzando por el presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, el italiano Giuseppe Bertello. También figuran en el mismo el arzobispo emérito de Santiago de Chile, el cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa; el arzobispo de Bombay, Oswald Gracias; el arzobispo de Munich, Reinhard Marx, y el arzobispo de Kinshasa, Laurent Monsengwo Pasinya. La lista se completa con el arzobispo de Boston, Sean Patrick O'Malley, uno de los cardenales más comprometidos en la lucha contra los curas pederastas, así como el arzobispo de Sydney, George Pell, y el de Tegucigalpa, Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, que tendrá la función de coordinador. El obispo de Albano, Marcello Semeraro, será el secretario. Con esta revolución, Francisco "ha querido dar una señal y mostrar que ha recibido las sugerencias que manifestaron en las congregaciones antes del cónclave", destacó el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.
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