Durante una misa para tomar formalmente posesión de una de las basílicas del Vaticano en Roma, Francisco dijo que los católicos de a pie necesitan "ver en nuestras acciones lo que escuchan de nuestros labios".
Francisco se ha convertido en un ejemplo vivo de una Iglesia más humilde y frugal al rechazar gran parte de la pompa del papado. El pontífice argentino vive en el hotel del Vaticano en lugar del Palacio Apostólico, y viste una sencilla sotana blanca en lugar de las vestimentas y capas extravagantes que usaba su predecesor en las ocasiones formales.
"La inconsistencia por parte de los pastores y de los fieles entre lo que dicen y lo que hacen, entre la palabra y la forma de vida, menoscaba la credibilidad de la Iglesia", dijo.
Con ese propósito, Francisco dio el sábado el primer paso para responder los llamados de cardenales para que el Vaticano sea más sensible a las necesidades de la Iglesia sobre el terreno, al crear un grupo de ocho cardenales de distintos lugares del mundo para que le aconseje sobre cómo dirigir la Iglesia y reformar la burocracia vaticana.
El grupo de cardenales de América, Asia, Africa, Europa y Australia, está compuesto por prelados con los que el otrora cardenal Jorge Mario Bergoglio ha colaborado desde hace tiempo, incluyendo al cardenal Sean O'Malley, un franciscano capuchino que conoce bien a Francisco, a quien visitó en Buenos Aires cuando aún no era papa. Otros miembros incluyen representantes de las conferencias regionales de obispos, incluyendo al cardenal Oswald Gracias de Mumbai, India, quien encabeza la conferencia regional de obispos de Asia.
El secretario del grupo, el monseñor Marcello Semeraro, obispo de Albano, Italia, dijo el domingo que la amplia distribución geográfica de los consejeros tenía como objetivo "enriquecer y ampliar las formas de comunión en las más altas esferas de las instituciones eclesiásticas".
Semeraro trabajó con Bergoglio en 2001 durante una reunión de los obispos del mundo que presidió el argentino. En una señal de sus estrechos vínculos, Semeraro fue una de las primeras personas a las que recibió Francisco en audiencia privada después de su elección, y se reunió con el nuevo papa el mismo día que el jefe de la orden de los jesuitas (a la que pertenece Francisco), la presidenta argentina y el secretario de Estado del Vaticano.
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