No lleva un mes de papa, pero Francisco ya marcó estilo propio, sencillo, con gestos muy apreciados por los fieles y la opinión pública, que ven su llegada como aire nuevo para la Iglesia.
Ya desde su primera aparición tras ser elegido papa el pasado 13 de marzo se vio que el jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio, de 76 años, pretende acercar la figura del sucesor de Pedro a los fieles y liberarla de todo accesorio.
Se presentó con sotana blanca, sin la tradicional muceta roja y usando la estola -más sencilla que la que llevaron sus antecesores ricamente bordada en oro- sólo para la bendición.
Esa misma línea la ha mantenido en todos los ritos oficiados estos días y que no requerían paramentos precisos, y al Vía Crucis del Coliseo acudió sin la muceta roja ribeteada en armiño.
También ha rehusado ponerse los tradicionales zapatos rojos y sigue calzando los negros. Juan Pablo II siempre llevó zapatos rojos burdeos y Benedicto XVI de un rojo más vivo.
Bergoglio sigue llevando la cruz pectoral de cuando era arzobispo de Buenos Aires, de metal, y no la ha cambiado por otra de oro u otro material más noble.
Lleva el anillo del Pescador, símbolo de poder papal, pero se lo confeccionó en plata, aunque bañado en oro. Usa reloj, pero dicen que es de plástico negro.
El pontífice usa el papamóvil descubierto, el mismo que utilizaron sus antecesores, pero su imagen sonriente, de papa que no duda en bajar del vehículo para saludar, abrazar y besar a los fieles ha calado en la gente.
Francisco ha decidido seguir viviendo, de momento, en la residencia de Santa Marta y no trasladarse al apartamento papal, ubicado en el palacio apostólico.
Tumba de Pedro
El papa Francisco visitó ayer la tumba de San Pedro, en la necrópolis que se halla bajo la cripta y la basílica vaticana, lo que supone la primera vez que un pontífice desciende hasta ese lugar.
Antes, el Papa recorrió toda la parte central de la misma, que discurre bajo las Grutas Vaticanas (cripta) y el templo.
En la capilla clementina, el lugar más cercano a la tumba del Príncipe de los Apóstoles, el papa rezó en silencio durante unos minutos y se le vio emocionado, según informó el Vaticano.
Francisco recorrió después las tumbas de los papas del siglo pasado que están enterrados allí: Juan Pablo I, Pablo VI, Pío XII, Pío XI y Benedicto XV.
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