La gente se aleja cada vez más de la Iglesia Católica y, si bien este fenómeno se refleja en el abandono generalizado de los jóvenes, tiene sus raíces más profundas en la “fuga de las mujeres de 40 años” a la que asiste con preocupación el Vaticano.
La situación fue retratada en el reciente número de la Revista del Clero Italiano, mensuario de la Universidad Católica que invita también a preguntarse sobre las consecuencias de la “desaparición de las religiosas” en el ámbito de la Iglesia.
El artículo de Armando Matteo La fuga de las mujeres de 40: nuevos escenarios del catolicismo italiano adquiere particular interés a la luz de la reflexión de los obispos peninsulares, que se reúnen esta semana en su asamblea general examinando el papel de los adultos en la comunidad eclesial.
El autor del ensayo subraya “el progresivo alejamiento de las jóvenes generaciones femeninas del catolicismo”, un elemento “de novedad particularmente significativo y alarmante en un país donde la transmisión de la fe se da por línea materna”.
Variables y determinantes
En la práctica religiosa, y más en general en la cercanía a la Iglesia, “el cambio generacional más alto se da sobre la línea femenina: si entre los hombres nacidos antes de 1970 que van a misa hay una diferencia de 15 puntos con los nacidos después de ese año, entre las mujeres es de 25 puntos”.
Asimismo, respecto de la fe en Dios, siempre tomando ese año como referencia, hay siete puntos de diferencia entre las generaciones de hombres, pero 12 entre las de mujeres.
“Es con las mujeres nacidas en 1970 que comienza ese progresivo camino de homogeneización de los comportamientos entre hombres y mujeres en relación con la práctica de la fe”, señala la revista.
“Los jóvenes nacidos después de esa fecha, hombres y mujeres, tienen comportamientos convergentes sobre la práctica religiosa y, aparte del hecho de que las muchachas rezan más, hombres y mujeres en igual medida van menos a misa, creen menos, tienen menos confianza en la Iglesia, se definen menos como católicos”, agrega el estudio.
Esta generación de mujeres -indica la Revista del Clero- comenzó a “romper una tradicional alianza con la realidad de la Iglesia Católica, una alianza que seguramente fue beneficiosa para ambos pero que ahora pide ser renegociada”.
Reflexionando sobre el papel de las madres en la transmisión de la fe y el peso de las órdenes femeninas en la Iglesia Católica, Matteo se pregunta si no es que “en los últimos años hubo más preocupación por las consecuencias sociales, políticas, económicas y culturales de la fe, dando por obvia su existencia y transmisión”.
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