El mundo católico ayer 13 de mayo recordó la aparición en Portugal de la Virgen de Fátima a tres pastorcitos, Lucía (10 años), Jacinta (6 años) y Francisco Marto (9 años), producida en 1917, encuentro que sirvió para fortalecer el amor en su Hijo Jesucristo y testimoniar la conversión de los pecadores, que sin embargo también fue motivo de una serie de especulaciones, desmentidas por la Iglesia Católica.
Nuestra Señora del Rosario de Fátima, es otra advocación de la Virgen María, (como en el caso de Oruro, la Virgen del Socavón) producida en Fátima, localidad portuguesa cuyo nombre deviene de un antiguo asentamiento árabe. En este lugar actualmente se alza una imponente Basílica, concluida en su construcción el 7 de octubre de 1953, que en primea instancia fue una humilde capilla.
Las celebraciones litúrgicas realizadas este fin de semana, en todo el mundo y en Oruro, hicieron hincapié en recordar este hecho milagroso que posteriormente fue reproducido por cinco veces más, cada día 13, la última aparición ocurrió el 13 de octubre de 1917, en la Cova de Iría, donde se encontraban aproximadamente 70.000 personas, llovía torrencialmente y los pequeños fueron al lugar, donde la Virgen se manifestó y les dijo: "Yo soy la Señora del Rosario, continúen rezando el Rosario todos los días, la guerra se acabará pronto", luego se produce el milagro del sol, cuando la Virgen elevó sus brazos al cielo y la lluvia se detuvo, hecho que dejó perplejos a los miles de testigos.
Los niños que aseguraron ver a la Madre de Cristo, con el tiempo hicieron vida religiosa, llegando inclusive a ser declarados por la Iglesia Católica como beatos, exceptuando a Lucia dos Santos que ingresó al convento de las Hermanas Carmelitas de Coimbra, con el nombre de María Lucía del Inmaculado Corazón, pero es más conocida como la Hermana Lucía.
La tercera aparición trajo una serie de revelaciones, publicadas en el libro "Memorias de Lucía" durante los años 40: La Visión del infierno, el anunció de una futura guerra, la petición de la Santísima Virgen sobre la Consagración de Rusia, como condición para la paz mundial y la práctica de la comunión de los primeros sábados". A esta se sumó lo que se conoce como tercer secreto, publicado el 13 de mayo del 2000, motivo de varias interpretaciones teológicas que se centran en el amor al prójimo.
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