Miles de guatemaltecos abarrotaron el poblado de Amatitlán, unos 30 km al sur de la capital, para venerar la imagen del Niño Dios en una procesión acuática, única en su género en este país centroamericano.
La peculiar festividad en este poblado, cuyo alcalde reconoce que es clave para los pobladores por la llegada del turismo, se remonta a 1947 cuando la imagen fue colocada en una lancha e hizo un recorrido por la orilla del lago, en el marco de la celebración de la Santa Cruz.
Cada 3 de mayo los feligreses cargan la imagen por las calles del poblado, adornadas con vistosas alfombras elaboradas con aserrín de colores o flores naturales y pino hasta el muelle.
Allí, la imagen es colocada en la parte superior de una lancha y se inicia el recorrido por el lago junto a decenas de adornadas embarcaciones repletas de fieles. Tras recorrer unos kilómetros cerca de la orilla, la imagen es llevada al centro del lago y dejada por varias horas en una piedra conocida como la Silla del Niño Dios.
Por la tarde los devotos regresan en las lanchas para recoger la imagen y devolverla a la iglesia.
El alcalde de Amatitlán, Mainor Orellana, reconoció que la actividad es fundamental para la población debido a la cantidad de turistas que atrae "esta tradición".
"Es un orgullo esta procesión, y hoy tenemos la visita de imágenes de otros municipios, lo que fortalece estas tradiciones", puntualizó.
"Cada 3 de mayo es pintoresco, porque celebramos la Santa Cruz (...) y esta procesión acuática es única en su género, por eso llama la atención, y esto nos lleva a un encuentro personal con Dios", afirmó al diario Prensa Libre el párroco del lugar, José Vinicio Sandoval.
El lago de Amatitlán es uno de los más contaminados en este país debido a los residuos de industrias, falta de plantas de tratamiento de aguas residuales, basura, heces y sustancias agroquímicas.
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