La vida y el pensamiento de San Buenaventura, uno de los grandes filósofos y teólogos del siglo XIII y llamado el Príncipe de los Místicos por el Papa Pío X, son el tema de la conferencia de invierno que organiza la carrera de Filosofía y Letras de la Universidad Católica Boliviana para este miércoles 6 de julio, a las 19:00, en el auditorio 2 del Campus Tupuraya.
El magister Tomás Kornacki, sacerdote franciscano, será el encargado de hablar sobre este pensador y, según cuenta, primero hará una brevísima reseña de su vida y después, para que sea más asequible, hará una comparación entre el sistema de Santo Tomás y el de San Buenaventura.
Santo Tomás, según explica Kornacki, “es el doctor de las escuelas cuya teología y filosofía mayormente utilizamos para explicar la fe”. En cambio, “el sistema de San Buenaventura es un poco más difícil de abordar porque él escribe para gente creyente, para conmoverlos, para que ellos sean mucho más cercanos a Dios”.
Santo Tomás y San Buenaventura “son dos colegas, dos contemporáneos que cada uno está buscando dar razón, explicar sistemáticamente --con la ayuda de categorías filosóficas-- una fe que ya creen, que ya poseen. Una busca explicarla para iluminarla en el intelecto, Santo Tomás, y demuestra la razonabilidad en esa fe”. En cambio, San Buenaventura, como franciscano, pasa por el camino de conmover el corazón del creyente para que ame más a Dios”.
Tomás Kornacki, nacido en Pensilvania (EEUU) y magíster en Teología Sistemática, adelanta que abordará su exposición en “una forma como de metáfora, con la ayuda de ejemplos de la arquitectura y la música y demostrar cómo cada sistema (por ejemplo) puede compararse con una forma de arquitectura: la griega clásica o la gótica. La primera de Santo Tomás y la segunda de San Buenaventura”.
Lo que más llamó la atención a Tomás Kornacki de San Buenaventura es que de “muy joven, antes de poder asumir su cátedra en la universidad, fue elegido ministro y general de la superior Orden Francisca. En aquel entonces él tenía que enfrentar ciertas decisiones en la orden --que peligraban su existencia-- y fricciones entre esas nuevas órdenes llamadas mendicates: dominicos, franciscanos y agustinos, con la Iglesia Diocesana, con razón y sin razón; y él tenía que dedicar gran parte de su vida al arreglo, a la reconciliación de estas diferencias”, dice Kornacki, quien actualmente está a cargo de la parroquia de El Hospicio.
“Buenaventura --agrega el sacerdote franciscano-- ha sido llamado el segundo fundador de la Orden Franciscana, él logró de alguna manera muy acertada capturar, entender, el carisma, el espíritu de San Francisco y traducirlo en términos estructurales, en términos de vivencia, de organización y de teología. Yo creo que de alguna manera y, claro, no perfectamente, San Buenaventura logró asentar este espíritu de San Francisco y darle una forma concreta y organizada”.
San Buenaventura en su propia vida era un fraile muy fiel, muy dedicado a la vida religiosa y un tremendo admirador de Francisco --explica el magíster--. “Él realmente quería a su manera tratar de aterrizar y completar y hacer más viable un carisma franciscano estructurado”. Además, San Buenaventura “estaba convencido de que el sentido de nuestra vida es un itinerario caminar hacia Dios: de Dios venimos, en Dios vivimos y a Dios vamos. Para él, Dios es la bondad que nos crea, que nos guarda, que nos mantiene en vida y que nos llama a unión con él”.
Por otra parte, Kornacki dice que San Buenaventura “estaba convencido de que la empresa intelectual, el estudio, si está combinado con la humildad y la devoción es un verdadero camino a la santidad” y, finalmente, otra cosa de admirar de este santo fue su intuición y preocupación por “el peligro del eventual racionalismo que supone el aristotelismo. Él estaba muy preocupado de que el intelecto o la filosofía, en vez de llevarnos a Dios nos aleje y nos separe de Dios. Está muy bien ver las cosas en su realidad y valorar su integridad, pero independizar demasiado nuestra realidad de su origen que es Dios, es un camino muy equivocado que nos puede llevar a la desesperación y al fanatismo”.
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