A las 11:00 de ayer el padre Eduardo Pérez declaró como testigo ante la fuerza anticrimen dentro el caso abierto por el asesinato de quien fuera su compañero de trabajo y de orden religiosa, Luis Espinal.
Con una chompa negra, pantalón plomo y una permanente sonrisa en su rostro se lo vio salir de la División de Homicidios de la FELCC. Se presentó a requerimiento del fiscal Genaro Quenta, quien investiga el crimen ocurrido hace 35 años, el 21 de marzo de 1980.
Su declaración ante el investigador del caso no llevó más de media hora, después Pérez se marchó sin emitir ninguna declaración ante la prensa.
En octubre, el coronel Roberto Meleán, sentenciado a 30 años de cárcel por delitos cometidos en la dictadura de Luis García Meza, dijo ante la prensa que la Fiscalía debía preguntar a Pérez y al jesuita Xavier Albó si conocían los motivos precisos por los que asesinaron a su compañero.
Según Meleán, Espinal estaba a punto de publicar en el semanario Aquí un reportaje sobre corrupción en la Fuerza Aérea. Antes de que esto ocurriera, el entonces comandante de la FAB coordinó con militares del Ministerio de Gobierno el asesinato que tuvo lugar tres días después. En total habrían participado seis efectivos.
"Ellos (los jesuitas) lo conocieron, deben saber de esta investigación que él hacía sobre la FAB”, dijo Meleán.
El fiscal Quenta citó al coronel a prestar su declaración en este caso mañana por la tarde.
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