Católicos franceses rezaron este miércoles por la familia y el derecho de los niños a tener un padre y una madre, suscitando polémica a la espera de que el gobierno socialista legalice el casamiento y la adopción por parte de parejas homosexuales.
En el día de la Asunción, fiesta católica que celebra la subida al cielo de la Virgen María, unos 20.000 fieles rezaron en Lourdes, famoso lugar de peregrinación dedicado al culto de la madre de Jesús, y decenas de miles más en la catedral Notre-Dame de París y en las iglesias de Francia.
Las celebraciones comenzaron el martes por la tarde en París con una procesión por el Sena de 14 barcos precedida por una estatua de plata de la Virgen María.
Este año, los obispos franceses invitaron a los creyentes a orar por las víctimas de la crisis económica y también por que los niños "dejen de ser objetos de los deseos y conflictos de los adultos, para gozar plenamente del amor de un padre y una madre".
La fórmula enuncia, de forma comedida, la firme oposición de la Iglesia católica al proyecto de legalización de los casamientos entre homosexuales, que el gobierno socialista quiere hacer adoptar de aquí al año próximo, cumpliendo una promesa de campaña del presidente François Hollande.
La iniciativa de los obispos causó polémica en un país en el que, según un sondeo publicado este miércoles, el 65% de la gente apoya el matrimonio homosexual, y el 53% la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo.
La Unión de Familias Laicas acusó a los obispos de querer "reanimar una guerra ideológica contra la mayoría (de gobierno) recién elegida", para imponer "un modelo único de familia".
La asociación SOS Homofobia consideró que el mensaje de la conferencia episcopal es "un terreno fértil para la discriminación y la homofobia".
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