El nuevo prefecto de la Doctrina de la Fe, la antigua inquisición, el arzobispo Gerhard Müller, colaborador de uno de los principales teólogos de la liberación de América Latina, reconoció en una entrevista que existen dos teologías: “una equivocada y una correcta”. En una entrevista, publicada por el diario del Vaticano, L´Osservatore Romano, el catedrático alemán, nombrado el pasado 2 julio por el Papa Benedicto XVI en el nuevo cargo, contó cómo nació la estrecha relación que mantiene con teólogos de América Latina, región que ha visitado en numerosas ocasiones, y en particular con el peruano Gustavo Gutiérrez, censurado por la Santa Sede en la década de los 80.
“En 1988 me invitó Gutiérrez a participar en un seminario. Como teólogo alemán acepté con algunas reservas, ya que conocía bien las dos declaraciones (de censura, ndr) de la Congregación de la Doctrina de la Fe sobre la teología de la liberación publicadas en 1984 y 1986”, aseguró. “Pude constatar que hay que distinguir entre una teología de la liberación equivocada y una correcta”, admitió. “Considero que toda buena teología tiene que ver con la libertad y la gloria de los hijos de Dios. Seguramente hay que rechazar la mezcla de la doctrina de autoredención marxista con la salvación donada por Dios”, precisó. “Por otro lado, hay que preguntarse con sinceridad cómo se puede hablar del amor y de la misericordia de Dios ante el sufrimiento de tantas personas que no tienen comida, agua, asistencia sanitaria, que no tienen cómo ofrecer un futuro a sus hijos, donde de verdad falta dignidad humana, donde los derechos humanos son ignorados por los poderosos”, dijo. “Si nos consideramos nosotros mismos la familia de Dios, entonces, podemos contribuir a que esa situación indigna del hombre cambie o mejore. En Europa, después de la Segunda Guerra Mundial y la dictadura construimos una nueva sociedad democrática, gracias también a la doctrina social católica”, comentó. “Como cristianos tenemos que subrayar que valores como justicia, solidaridad y dignidad de la persona surgen del cristianismo y que por ello han sido introducidos en nuestras Constituciones”, añadió. El nuevo prefecto contó que durante quince años ha permanecido de dos a tres meses al año en América Latina “viviendo en condiciones muy sencillas”, dijo. “Se aprende a conocer a la gente, se ve cómo vive”, agregó. El perfil de Mueller como jerarca de la Iglesia resulta atípico: duramente criticado en su país por el movimiento liberal “Somos Iglesia” por sus posiciones conservadoras y la defensa de la llamada “doctrina sana” en temas como la eucaristía y la virginidad de María, es a la vez amigo de Gutiérrez, uno de los padres de la revolucionaria teología contra las injusticias sociales en América Latina, al que considera un maestro.
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