lunes, 13 de agosto de 2012
Para sanar el Espíritu
En una sala sin muebles, el sicoterapeuta José Luis Menacho salta en un pie. Luego en el otro, mientras levanta las manos. Después cruza las piernas, cierra los ojos y canta. Lo que recorre su paladar es un mantra.
La práctica se llama yoga kundalini y es una de las 22 clases de yoga que se conocen. Es también una de las varias opciones que hay en Santa Cruz para curar el espíritu.
La instructora es la sicóloga Susanne Hansen (foto principal). Los mantras se conocen desde hace milenios, pero en occidente lo han descubierto hace relativamente poco. Tiene poder y un efecto predecible en los chakras (los centros energéticos del cuerpo) y en la sique humana.
“El mantra es la proyección mental creativa a través del sonido sagrado, que es el sonido que corta el ego y permite la unión con tu ser esencial”, explica el docente Sat Jiwan, de la Universidad Católica de Chile. Él es el instructor de Susanne Hansen. “Existe una relación directa entre la lengua, la hipófisis y la zona hipotalámica en el cerebro y los puntos meridianos. El movimiento de la lengua y los golpes de la lengua en el paladar estimulan estos puntos meridianos. El ritmo, pronunciación, tono y respiración del mantra generan la vibración adecuada para estimular de manera específica el eje límbico hipotalámico pituitario y por lo tanto produce un efecto deseado y previsible”, explica.
CONOCERSE A SÍ MISMO
Fernando Hinojosa es otro terapeuta. Pero no es ‘convencional’; explica que el ser humano esta compuesto de cuerpo, alma y espíritu. Cada uno tiene su propio metabolismo. El cuerpo físico tiene quién lo atienda; son los médicos. Hinojosa compara: “Si el cuerpo no elimina los de-sechos, se enferma; cuando el alma experimenta una emoción y no la asimila ni elimina los residuos sicológicos, provocará la intoxicación del subconsciente”. Ahora viene lo importante. “A nivel espirtual, o recibe energía cósmica o no. Esa energía, a efectos más universales, podríamos decir que viene de Cristo, de Alá, o de cualquier otro nombre. Si no se recibe, haga lo que haga, esa persona estará mal”. No importa si es vegetariano, si solo ingiere alimentos crudos o lo que sea. “Lo más esencial, lo que sustenta las galaxias es esa energía espiritual. No se puede prescindir de ella. Si se prescinde, la persona sucumbirá, aunque tenga millones de dólares”.
¿Y cómo se hace para empezar a recibir esa energía? Lo primero es inducir al paciente a discernir quién es, de dónde viene y adónde va. “Mientras no pueda responder esas tres preguntas, está perdido, como una nave sin norte”. Una herramienta inicial es propiciar el estado alfa del cerebro. Eso se logra aquietándose, serenándose. Un buen terapeuta ayuda al paciente a rencontrarse con sí mismo. En suma, a buscar dentro de sí la felicidad que no encuentra afuera. Mientras eso no ocurra, advierte Hinojosa que “vamos a drogarnos con religión, budismo, sexo o trabajo. Todo pasa a ser un opio o un sucedáneo”.
SIN TOCAR
Un interesante método que utiliza Andrea Rodríguez es la sanación pránica. Quienes la experimentaron, como Galya Santa Cruz, vieron que el dolor que le ocasionaban la gastritis y la escoliosis empezaron a desaparecer a la tercera sesión.
Este procedimiento consiste en utilizar las manos para quitar las energías negativas. No se toca el cuerpo, solo se lo recorre con las palmas. En resumen, se interviene en el aura. Como los demás, no sustituye a ningún tratamiento médico; los complementa.
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