La actitud intransigente de la jerarquía ortodoxa rusa en el caso de las Pussy Riot daña la imagen de la Iglesia en la sociedad e inquieta a una parte de los fieles, incluidos sacerdotes, para los que perdonar a estas jóvenes habría sido más adecuado con los valores cristianos.
"El proceso de las Pussy Riot dañó la reputación de la Iglesia. La jerarquía ortodoxa se equivocó al dar tanta importancia a este caso y al adoptar una postura rígida, lo que convierte a estas mujeres en mártires", estimó Vladimir Oivin, de la web Credo.ru especializada en temas religiosos. Ahora las jóvenes del grupo punk Pussy Riot esperan sentencia, ya que encapuchadas y provistas de guitarras y altavoces, cantaron una "oración punk" en febrero pasado en la catedral del Cristo Salvador de Moscú, en la que pedían a la virgen "echar a Putin". El patriarca Kiril calificó su acción de "sacrilegio" y el portavoz del patriarcado, Vsevolod Chaplin, estimó que las jóvenes habían cometido un "crimen peor que un asesinato" y debían ser "castigadas".
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