El obispo auxiliar de Santa Cruz, monseñor Sergio Gualberti, dedicó su homilía dominical a expresar la solidaridad de la Iglesia con los migrantes y apátridas. Remarcó la necesidad de generar fuentes de trabajo para que los ciudadanos de Bolivia, independientemente de su condición, puedan gozar de una vida digna.
Monseñor Gualberti recordó la jornada mundial del migrante y la consideró una fecha importante para reflexionar sobre este grave problema que afecta a millones de personas en todo el mundo, quienes deben abandonar su tierra, en busca del "pan de cada día".
"En la mayoría de los casos este pan tiene un precio muy caro, en especial para los apátridas que sufren mucho dolor ante la injusticia y humillaciones; sabemos cómo la migración trae consecuencia de desintegración en la familia. Bolivia es un país de migrantes y no podemos quedar indiferentes", explicó.
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