Brasil, la nación con más católicos del mundo, parece haberse convertido en un escenario clave de la lucha del Vaticano para evitar perder influencia y fieles, un fenómeno que se acelera en el país, según expertos.
El reciente anuncio de que el papa Benedicto XVI visitará por segunda vez Brasil en 2013 surgió casi simultáneamente a un estudio que indicó que el país alcanzó su menor nivel de adeptos al catolicismo jamás registrado.
El estudio de la Fundación Getúlio Vargas, con sede en Río de Janeiro, indicó que la proporción de católicos en la sociedad brasileña bajó de 73,8% en 2003 al 68,4% en 2009.
Marcelo Neri, coordinador del trabajo, advirtió que si continúa la tendencia actual, Brasil dejaría de tener en dos décadas una mayoría absoluta de población católica.
La transformación es atribuida a diversos factores, desde cambios sociales, culturales y económicos que el país experimentó en los últimos tiempos hasta una mayor competencia de otras iglesias en la sociedad.
Pero expertos creen que la noticia de la visita papal a Río de Janeiro para la Jornada Mundial de la Juventud católica de 2013 muestra que el Vaticano busca batallar por espacio en su bastión de América Latina.
"Este anuncio de la visita del Papa está dentro de una estrategia institucional", reconoció María José Rosado-Nunes, experta en sociología de la religión en la Pontificia Universidad Católica de San Pablo.
"Para la Iglesia católica es crucial mantener la catolicidad en un país como Brasil, por su historia religiosa y el lugar que ocupa políticamente en la región y el mundo", agregó.
Entre los jóvenes brasileños de 15 a 19 años, el registro de católicos en el mapa de religiones se situó en el 67,5%.
La fe católica echó raíces en Brasil con los primeros misioneros jesuitas que llegaron tras los exploradores portugueses del siglo XVI y en 1872 alcanzaba a un 99,7% de la población, una suerte de monopolio religioso, según Neri.
Pero en el siglo XX comenzó una caída gradual en la proporción de fieles católicos, que en 1980 bajó al 88% de la población.
Desde entonces, dijo el investigador, el ritmo del declive se aceleró y en los últimos años alcanzó una media de un punto porcentual por año. "Está cayendo muy rápido", explicó Neri a BBC Mundo.
"Observamos una caída en la proporción de católicos en todas las franjas etarias", apuntó el Mapa de las religiones en Brasil, divulgado a fines de agosto en base a más de 200.000 entrevistas para una investigación de presupuesto familiar.
Paralelamente, registró un aumento en el porcentaje de fieles a otras creencias: la cantidad de evangélicos en el país pasó de un 17,9% en 2003 al 20,2% en 2009.
También notó una mayor cantidad de brasileños que se declaran ‘sin religión’: pasaron del 5,1% en 2003 al 6,7% en 2009.
¿Qué está pasando? Las explicaciones de este cambio son diversas, de acuerdo a los observadores. Neri destacó, por ejemplo, que el porcentaje de católicos en Brasil ha bajado en dos grupos estratégicos: el femenino y el joven.
El estudio señaló que las mujeres de Brasil hoy son menos católicas que los hombres (71% contra 75,3%), algo que Neri atribuye a una falta de eco de la ‘revolución femenina’ en el Vaticano, ante temas como la anticoncepción o el aborto.
Entre los jóvenes brasileños de 15 a 19 años, el registro de católicos en el mapa de religiones pasó a un 67,5% en 2009, contra el 75,2% en 2003.
Este es precisamente el público al que estará dirigido el viaje de Benedicto XVI en 2013 a Brasil, su segunda visita al país tras haber venido en mayo de 2007.
Al anunciar el viaje a fines de agosto desde España, el Papa dijo en portugués a los jóvenes: "Os sentiréis yendo contracorriente en medio de una sociedad donde impera la cultura relativista que renuncia a buscar y a poseer la verdad".
La socióloga Rosado-Nunes indicó que, para revertir la pérdida de fieles en Brasil, el Vaticano también batalla en el campo educativo.
Hay una "inversión muy fuerte" en universidades católicas "para que la dirección institucional sea de acuerdo con las normas del Vaticano" y con políticas pastorales dirigidas a ganar el público joven, señaló.
Razones económicas, pesan
El informe de la Fundación Getúlio Vargas sugiere que también puede haber razones económicas para la transformación religiosa de Brasil, ligadas al crecimiento que el país ha tenido en los últimos años.
Señala que han aumentado los evangélicos tradicionales y otras religiones alternativas a la católica, que tiene más fuerza en los sectores más ricos y pobres de la sociedad y menos en la clase media. Flávio Pierucci, un sociólogo de la Universidad de San Pablo especialista en religión, dijo que la Iglesia católica ha perdido "autoridad" en Brasil, en sintonía con una "crisis del catolicismo mundial".
"Para la Iglesia es crucial mantener la catolicidad en un país como Brasil, por su historia religiosa y el lugar que ocupa políticamente en la región y el mundo", indicó María José Rosado Nunes, de la Universidad Católica de San Pablo.
En Europa la Iglesia católica sufre una disminución de fieles e influencia desde hace décadas. En España, un país que Benedicto XVI ya visitó tres veces, la cantidad de fieles que asisten a la iglesia se ha reducido significativamente, aunque cerca del 70% de la población se define católica. En Francia, considerada la "hija mayor" de la Iglesia católica, una encuesta indicó que solo el 51% de la población se consideraba a sí misma católica en 2007 (contra el 80% en los años '90) y solo uno de cada 10 decía ir a misa con frecuencia. No obstante, el Vaticano sostuvo en febrero que el número de católicos aumentó un 1,3% en 2009 respecto al año anterior, para llegar a 1.180 millones, la mitad de ellos en las Américas.
Pierucci dijo que es difícil que Brasil pierda el título de país más católico del mundo, teniendo más de 120 millones de personas que dicen seguir esa religión.
Religión está en peligro en nueve países
Un estudio que utiliza datos de censos de nueve países muestra que la religión está por extinguirse en esas naciones. La investigación encontró un aumento constante en el número de personas que afirman no tener fe alguna.
El equipo tomó datos de censos que se remontan hasta un siglo en los países en los que el censo consulta la afiliación religiosa: Australia, Austria, Canadá, la República Checa, Finlandia, Irlanda, Países Bajos, Nueva Zelanda y Suiza.
El modelo matemático utilizado por los científicos tuvo en cuenta la relación entre la cifra de entrevistados que eran religiosos y las motivaciones sociales que estos tenían.
El resultado, difundido durante la reunión de la American Physical Society (Sociedad Estadounidense de Física) en Dallas, Estados Unidos, indica que la religión va a morir por completo en esos países.
"La idea es bastante simple", explica Richard Wiener, de la Corporación para la Investigación de Adelantos Científicos.
"En un gran número de democracias seculares modernas hay una tendencia popular a identificarse como no afiliados a ninguna fe. En los Países Bajos, el número fue de un 40%, y la más alta que vimos fue en la República Checa, donde fue de un 60%", explica Wiener. El equipo descubrió que los parámetros eran similares en todos los países estudiados, lo que sugiere que el comportamiento era igual en todos ellos.
Datos de la crisis
Retroceso. Especialistas de la Universidad Católica de San Pablo señalan que las mujeres y los jóvenes se alejan de la Iglesia debido a que ésta no atiende sus demandas sociales y culturales.
Pederastia. Los escándalos que vinculan a algunos sacerdotes y obispos con el abuso de niños en diversos países del mundo generó una crisis de confianza de miles de católicos respecto de la institución.
Demanda. Una organización de familiares de víctimas de los abusos con sede en Estados Unidos presentó una demanda ante la Corte Penal Internacional (CPI) contra el papa Benedicto XVI y varios arzobispos por la presunta situación de impunidad en la Iglesia.
Reacción. El Vaticano emitió una serie de resoluciones endureciendo las penas contra los sacerdotes u obispos que realicen o promuevan abusos contra menores, considerado un delito que contradice las enseñanzas católicas.
Condena. El papa Benedicto XVI condenó fehacientemente los abusos cometidos por algunos sacerdotes y alertó que no serán amparados por la institución.
Estrategia. El Vaticano espera que la movilización de jóvenes católicos permita una renovación de la institución.
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