Imágenes religiosas pintadas sobre el asfalto son creadas y diseñadas para llevar un mensaje de fe y esperanza. Una actividad que llama a la integración y que requiere de mucho trabajo de coordinación.
Serán apenas las cinco de la madrugada de este 30 de mayo, cuando decenas de creyentes católicos empiecen a vivir -en la plaza 14 de Septiembre- una de las fiestas religiosas más significativas del calendario anual: Corpus Christi (que en latín quiere decir el "Cuerpo de Cristo").
Ese día más de 18 establecimientos católicos se harán presentes con los alumnos del quinto de secundaria, para participar en la creación de mosaicos alusivos a la fecha.
Como en años anteriores poco a poco el gorjeo de las palomas se encubrirá bajo el murmullo de las voces juveniles que harán eco en las galerías circundantes a la plaza; grupos que llegarán desde distintos puntos de la ciudad.
Esa madrugada no existirán grandes diferencias entre jóvenes y adultos, pues todos llegarán cargados de cajas o bolsas, en su mayoría de flores de temporada, -tal vez esa sea una de las razones por las que estas calles comenzarán a impregnarse de un tenue perfume a flores-, aserrín, sal y anilina. En algunos casos el ingenio y la creatividad de los jóvenes les ha llevado a reciclar papel y así agregarle un toque tridimensional a las obras.
Cada grupo se ubica en una de las calles asignadas para armar los mosaicos. En algunos casos la tarea empieza de cero, mientras en otras ya llevan algo avanzado. Lo cierto es que el silencio es la mayor compañía pues todos están muy concentrados ante la jornada compleja de trabajo que les espera.
A medida que pasa el tiempo y clarea el alba los grupos irán acelerando el ritmo de la labor, ante la mirada incrédula de los curiosos espectadores que han sido testigos de como unas líneas y materiales colores van dando paso a una pequeña obra de arte. Toda esta algarabía deberá terminar antes de las 8:30, justo antes de la misa central de las nueve. Es así como la plaza y algunas calles alrededor se convierten en una alfombra de diseños que llevan un mensaje de amor, armonía y entrega a la religión católica.
HISTORIA DE LOS MOSAICOS
Una de las actividades que se está consolidando durante la fiesta de Corpus Christi es la confección de alfombras de flores, o mosaicos, que sirven para que pase por ahí la procesión del Santísimo.
La belleza de estas alfombras es indescriptible y su elaboración es fruto del esfuerzo y la creatividad de los profesores y alumnos de los colegios que participan cada año. Se sabe este tipo de ofrenda deriva de la época romana cuando los hombres tenían la costumbre de tirar pétalos, decorar y alfombrar con flores y otros vegetales las calles por donde debían pasar las personas de cierta importancia social o militar, a las que se quería rendir homenaje.
Esta costumbre traspasó las fronteras geográficas y temporales arraigándose en otros lugares. Es así que en la Edad Media esta costumbre se introdujo en Europa y comienza a aplicarse a la procesión de la festividad del Corpus Christi.
Judith Merino Quiroz, coordinadora de la Comunidad Educativa de la Iglesia Local (CEIL), del Arzobispado de Cochabamba, señala que esta es una actividad hermosa, ya que los jóvenes se involucran plenamente y ofrecen su desvelo y creatividad para manifestar su cariño y devoción al Sagrario.
“La juventud necesita medios para manifestar su amor por Dios y este es uno de los canales”, asegura Merino.
La actividad se inició hace 10 años en la ciudad de Cochabamba, -aunque Quillacollo fue la pionera-; en la actualidad este evento agrupa a 16 colegios: Sagrado Corazón, 8 de Mayo, Santa Ana, Suizo Alemán, Pío XII, Pedro Poveda, Santa M. Micaela, Ballester, Alemán Santa María, San Rafael, Nacional Sucre, Colombier, Alcides Arguedas, Loyola, Fe y Alegría; y EPDB. Todos ellos en quinto de secundaria.
La actividad se inicia con la elección de la figura a realizar y la cantidad de mosaicos que elaborarán ese día.
primeras puntadas
Javier Palza Flores, profesor de Religión, Ética y Moral del Colegio Bolivariano Nacional Sucre, es uno de los coordinadores del trabajo, él asegura que este año 140 alumnos, de los tres paralelos, están preparando seis mosaicos. “Es una actividad muy esperada y los chicos se entusiasman para hacer cosas cada vez más diferentes”.
Alejandro Ramos Blanco, estudiante de dicha unidad, asegura que todo el colegio apoya en esta iniciativa colaborando con materia prima, entre los más requeridos aserrín y anilina, pues este año no utilizarán flores.
Este colegio se organiza para trabajar con mucha anticipación, es por ello que la pre promo se reúne para ir dibujando el diseño a escala en papel sábana.
Gabriel Vargas Poma de León dice que ellos traspasan el diseño en pliegos de papel sábana, que ese día pegan en el lugar designado y sobre ellos se decorarán con los materiales ya mencionados.
Morelia Rocha Múñoz asegura que esta actividad también convoca a la integración y al trabajo en equipo; por una parte los cursos se organizan dibujando y preparando la materia prima y por otro lado, los demás se encargan del apoyo logístico.
“Los alumnos están pendientes de realizar un gran trabajo; pero lo importante es que para ellos no se trata de una actividad más, sino de una manera de acrecentar y ahondar en el concepto de la fe de los chicos”, sostiene Nelly Rocha Maldonado, directora del establecimiento.
PROCESO DE AMOR Y COMUNIDAD
Otro de los establecimientos que vive con mucho fervor la preparación de este mosaico es el colegio 8 de Mayo, que con sólo tres años de actividad es uno de los más integrados.
Este equipo de trabajo se entrega en cuerpo y alma a su misión. Virginia Olguín Gonzales, profesora de Religión, afirma que es una linda experiencia, que permite participar a toda la Unidad, puesto que colaboran los padres de familia, profesores y alumnado en general.
“Cada alumno aporta con dos bolivianos, esto brinda la base económica para los gastos que se vendrán a futuro, como ser la compra de flores y los tintes y también el refrigerio que se brindará la víspera a la festividad”, explica Olguín.
Esta unidad educativa recolecta y acopia aserrín, puesto que hay que tener grandes cantidades; pero además porque hay que teñirlas.
César Aguayo asegura que lo primero que se hace es definir el diseño, así se tiene la cantidad de colores que se empleará y también se hará un cálculo de cuánto se necesitará. De acuerdo a este alumno esta labor no puede realizarse en una tarde, por lo tanto deben reunirse tres o cuatro veces para teñir el aserrín y para acomodarlo en un lugar para el secado.
María Renne Romero, alumna de la pre promo, sostiene que como todos los años la actividad se iniciará una noche antes, a partir de las ocho de la noche cuando padres e hijos se reúnan en el patio para deshojar las flores y colocarlas en cajas, porque todo el material se divide por colores.
“Durante las vísperas la gente se integra mucho más; puesto que no sólo comparte un refrigerio sino el compromiso y el deseo por mostrar su gran amor a Dios”, señala.
Stefanie Lahora es una exalumna que aún viene a su colegio para trasmitir su experiencia en el armado de mosaicos y sobre todo a repetir el encuentro íntimo con Dios.
Según la profesora María Pórcel el colegio sale en procesión a la Plaza a las dos de la madrugada y desde esa hora los jóvenes se encargan de limpiar y dibujar sobre la acera para luego cubrirla con flores, sal y aserrín; y así recibir con gran alegría el paso del Sagrario en las manos del monseñor Tito Solari.
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