Gualberti asume la Arquidiócesis Cardenal Terrazas desea una buena etapa a su sucesor

En la homilía de este domingo, el cardenal Julio Terrazas se despidió de la administración de la Arquidiócesis de Santa Cruz y deseó al monseñor Sergio Gualberti una nueva etapa entusiasta para administrar la Iglesia de ese departamento predicando la palabra de Dios a los más pobres y abandonados.

Terrazas dijo que las comunidades eclesiales tienen que hacer un esfuerzo para que esta marca de Dios “sea clara, sea precisa, sea entusiasmante, sea contagiante en un mundo donde se prefiere la desunión o los individualismos”.

“Le deseamos, monseñor Sergio, un pastoreo entusiasta, en comunión con toda nuestra Iglesia en Santa Cruz y en Bolivia, en comunión con la Iglesia universal, con ese amor que Santa Cruz nunca ha negado para expresarlo con cariño y aplausos al Santo Padre”, dijo Terrazas.

“Yo sé que se va a leer la carta del Santo Padre que es para toda la comunidad, pero yo quisiera aprovechar ahora para decirles: A caminar se dijo, a caminar con el nuevo pastor, a seguir adelante, la Iglesia debe marchar y tiene que llegar a todos los pueblos”.

Carta del Papa

El nuncio apostólico en Bolivia, Giambattista Diquattro, en la homilía que se realizó en la catedral de Santa Cruz, leyó la carta enviada por el papa Francisco al cardenal Terrazas, en ocasión de su retiro de la Arquidiócesis.

“Querido hermano, cuando te dispones a dejar el gobierno pastoral de Arquidiócesis de Santa Cruz de la Sierra, deseo hacerte llegar mi cordial saludo lleno de profunda gratitud, por la generosa y competente entrega al ministerio episcopal durante largos años que ha dado espléndidos frutos para el bien del santo pueblo fiel de Dios y también para el incremento de la solidaridad y la sana convivencia en ese país, aun en momentos difíciles”.

En otro pasaje de la misiva se lee: “Me uno de corazón a tu acción de gracias a Dios por los dones recibidos de su infinita bondad en este tiempo y a la vez que te pido el favor de que reces por mí. Animo a todos los fieles de esa Iglesia particular a identificarse cada vez más con Jesucristo, amándolo sin reticencias para así poder ser auténticos misioneros de su palabra y testigos constantes de su amor por todos los hombres”.