Ángel Orellana, un seminarista ecuatoriano que se hacía pasar por cura y ejerció durante siete años sin serlo, fue condenado por el arzobispo de Sevilla (sur de España) a peregrinar un trayecto de 25 kilómetros a pie.
El falso cura deberá caminar desde Alcalá de Guadaira hasta Nuestra Señora de Consolación.
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