El estadio Ramón “Tahuichi” Aguilera se convirtió ayer en una enorme Basílica que albergó más de 35 mil almas para celebrar la fiesta del Corpus Christi y para despedir al cardenal Julio Terrazas por 22 años de servicio del Arzobispado de Santa Cruz de la Sierra.
Miles de personas reavivaron su fe. Eran las 13:00 cuando abrieron las puertas del estadio bajo un cielo completamente encapotado que amenazaba lluvia y una temperatura de 15 grados centígrados. Los feligreses, cubiertos de chompas, chamarras, chulos y chalinas, comenzaron a llegar de los barrios y las provincias del departamento. La festividad religiosa denominada este año “Eucaristía, esta es nuestra fe”, comenzó, a las 15:00, con la animación de los monitores y el ministerio musical, quienes calentaban el ambiente festivo a medida que transcurrían los minutos. En las graderías y en el césped del estadio otros 2.080 estudiantes de colegios de convenio animaron la celebración con las dinámicas y coloridas coreografías. Otros grupo de jóvenes del colegio José Malki formaban palabras en torno al Año de la Fe.
La 'Mamita' de Cotoca acompañó al cardenal. Cuando el reloj marcó las 16:00, ministros de comunión de diferentes parroquias ingresaron en andas a la réplica de la "Mamita" de Cotoca que lucía una corona y un vestido color plateado, que se imponía en medio de los monaguillos y jóvenes voluntarios que la flanqueaban. Puesto un gorro en la cabeza y vestido de una casulla roja (propio del Pentecostés), el cardenal Julio Terrazas salió sobre una camioneta color blanco, mientras los obispos, sacerdotes, recorrían a pie alrededor del campo deportivo en medio de vítores y alabanzas de los feligreses.
Convocó a todos a compartir el pan de la vida. Después de un recorrido por la pista atlética del estadio, el cardenal Julio subió al altar, que estaba representado simbólicamente por la Barca que es imagen de la Iglesia Católica. “He deseado celebrar esta cena con todos ustedes”, expresó el cardenal a tiempo de saludar a los feligreses. En la homilía de la misa de acción de gracias por el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Eucaristía, Julio Terrazas reafirmó que "debemos saber sentarnos para comer el pan de vida, porque supone que tengamos vida y no signos de muerte dentro de nosotros". "Saber sentarse para comer el pan de vida, supone que tengamos vida y no signos de muerte dentro de nosotros. Solo así podemos entender el gesto del Señor. Bendijo los dos panes y los cinco peces, dio gracias al Padre y les dijo a los discípulos repartan los alimentos suficientes para los pueblos que entonces estaban esperando palabras de vida", fueron las palabras del cardenal Julio.
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