El "zuhur", la última comida que los musulmanes pueden tomar hasta el anochecer, dio comienzo hoy al Ramadán, un mes sagrado y de recogimiento que, un año más, comienza marcado por la violencia y la inestabilidad.
Desde Marruecos, donde el Ramadán arranca mañana, a Afganistán y desde Turquía al Yemen, los países de Oriente Medio continúan sumidos en sangrientas guerras civiles y agitados por la inestabilidad y las cada vez mayores tensiones heredadas, muchas ellas, de las fracasadas primaveras árabes.
El grupo yihadista Estado Islámico (EI), como ya hiciera el pasado año, instó a sus combatientes no solo a no bajar la guardia en Ramadán, el noveno mes musulmán, sino a redoblar la lucha y los atentados terroristas, especialmente contra los civiles en Occidente.
"Atacar a los que llaman civiles es lo mejor y más útil", dijo el pasado 21 de mayo el portavoz del EI Mohamed al Anani en una grabación sonora en la que agregó que en "la tierra de los cruzados" (Occidente), "no hay que preservar la sangre ni existe nada llamado inocentes".
La proclama del portavoz del máximo líder del EI, Abu Bakr al Bagdadi, coincide con tres amplias ofensivas lanzadas contra los yihadistas, que en 2014 proclamaron la creación de un califato a caballo entre Siria e Irak, donde imponen a hierro y fuego su visión retrógrada de esta religión.
En Irak, el Ejército regular apoyado por milicias chiíes cerca desde hace varias semanas a los combatientes del EI en la ciudad de Faluya, 50 kilómetros al oeste de Bagdad, y donde hoy se ha hallado una fosa común con más de 400 cadáveres.
Kilómetros al norte, en Siria, las fuerzas leales al régimen del presidente Bachar al Asad entraron la semana pasada en la provincia de Raqa, acosando a las fuerzas de Al Bagdadi.
Aún más al norte, en la provincia de Alepo, las milicias kurdo árabes Fuerzas de Siria Democrática (FSD), apoyadas por EEUU, también han abierto un frente contra los yihadistas, esta vez para intentar tomar la estratégica región de Manbach, que une Alepo con la provincia de Al Raqa, capital del grupo terrorista.
Pero además de estas luchas, continúa en Siria el conflicto fratricida entre las fuerzas rebeldes opositoras, apadrinadas por Arabia Saudí, y el régimen sirio, que cuenta con el apoyo de Irán y Rusia.
Pero esta guerra de intermediación que se desarrolla en Siria entre Irán y Arabia Saudí no es el único conflicto en el que ambas potencias están directamente implicadas.
La herida abierta entre los rebeldes hutíes y el Gobierno de Abdo Rabu Mansur Hadi en el Yemen, hundido en una guerra civil desde hace más de un año, es otro ejemplo de la luchas que desangran la región, donde las partes en conflicto o bien se alinean con Arabia Saudí y sus aliados o bien con Irán y los suyos.
Baréin e Irak, país este último donde las tensiones entre la región autónoma del Kurdistán y Bagdad son también cada vez más patentes, son otros dos ejemplos de la inestabilidad política que vive Oriente Medio, donde más que nunca, impera la incertidumbre.
Los atentados terroristas en Túnez o en Turquía, país en guerra abierta con la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK); el caos en Libia, la inseguridad en Afganistán, la insurgencia yihadista en la península egipcia del Sinaí o la represión política de las monarquías árabes y de países como Egipto o Sudán eclipsan el recogimiento de un mes "generoso", como lo denominan los egipcios: "Ramadán karim".
"Nos sentimos extremadamente tristes de que el Ramadán llegue así, este año, con regímenes y dictaduras que continúan matando a su gente por razones sectarias y étnicas y por mantenerse en sus asientos", dijo a Efe el ingeniero jordano Jalid Hamidi.
Para Hamidi, todo lo que ocurre "contradice las enseñanzas del islam y los valores del Ramadán, que instan a los musulmanes a dejar de matar antes de dejar de comer", como estipula este mes de ayuno musulmán.
El profesor jordano Ahmad Naser se muestra de la misma opinión y se pregunta cómo puede haber mandatarios en la región que ayunen mientras participan en la masacre de los pueblos.
"Ese comportamiento nada tiene que ver con el islam y menos con el mes de ramadán", concluyó.
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