jueves, 26 de marzo de 2015

Trenzan palmas, símbolos de fe, para el Domingo de Ramo

Palmas -en forma de cruces, trenzas y variados objetos- son ofrecidas desde ayer en puertas de las iglesias paceñas para el Domingo de Ramos que inicia la Semana Santa. Según la tradición, hay que bendecir las palmas y conservarlas en el hogar como símbolos de fe y para prevenir maleficios.

"Yo preparo las palmas para Semana Santa desde que tengo ocho años, ahora ya tengo 46. La gente busca estos ramos para recordar el festejo católico y para llevar buena suerte al hogar”, contó la comerciante Zenobia Mamani. Desde su puesto, al lado de las oficinas de la Iglesia de Jesús del Gran Poder, la vendedora ofrece estas ramas trenzadas.
Según la tradición de Semana Santa, las familias van a las iglesias el Domingo de Ramos con las palmas en las manos. Luego del servicio litúrgico, estas ramas tejidas reciben la bendición del sacerdote para proteger el hogar de los feligreses. La costumbre de origen católico reúne a cientos de creyentes en conmemoración de la historia bíblica de la llegada de Jesús a Jerusalén, donde fue recibido con palmas.
Este año, el Domingo de Ramos será el 29 de marzo y coincidirá con las elecciones subnacionales en el país. Sin embargo, las actividades religiosas del inicio de Semana Santa se realizarán con normalidad, informaron autoridades religiosas y regionales.

"Venga, yo le explico bien. Esto es tradición nuestra, señorita. Depende mucho la creencia que tenga”, le dice Mamani a una turista que llega a su puesto. Con los años, la artesana aprendió que el trato le permite llegar también al mercado turístico. "Siempre hay que ofrecer todo con una sonrisa”, añade.
Sin embargo, los ramos de Semana Santa no necesitan promoción. "La ventaja es que la gente siempre viene a buscar las palmas. Es una tradición que no se ha perdido con los años”, aseguró doña Zenobia. Sin embargo, algo que afecta a las comerciantes es la excesiva competencia que tienen ahora.
"Ahora hay menos compradores”, dice Mamani, y cuenta que su vida de palmas y trenzados comenzó en su hogar, donde aprendió a hacer las palmas para Semana Santa al observar a su madrasta. "Recuerdo que no me quería enseñar, mala era mi madrastra. Así que aprendí mirando. Cuando ella hacía, yo prestaba atención y trataba de practicar luego. Ahora ya soy buena en esto y termino una palma en menos de cinco minutos”, enseña.
Gladys Huaylla -rodeada de ramos en su puesto de la calle Max Paredes- dice que aprendió a trenzar palmas a sus 10 años. "Cuando era pequeña no había tiempo para estar aprendiendo lento. Las mamás eran más estrictas, así que teníamos que ayudar rápido. Hoy, yo soy la que sigue vendiendo en el mismo lugar”, cuenta. Con 30 años de experiencia vendiendo en el templo de Gran Poder, confiesa que está feliz con lo que hace.
Huaylla busca ramos traídos especialmente para estas fechas. "Desde Lambate traen, algunas veces, de Sucre. Yo compro las ramas y me pongo a trenzar una por una. Incluso algunas personas me piden así las ramas, sueltas, sin ningún adorno o trenzado”, asegura la vendedora.

Las palmas, cartuchos, crucifijos, cruces y trenzados para Semana Santa ya están a la oferta y a todo precio. Una cruz puede costar de uno a cinco bolivianos. La palma más grande se vende entre cinco y ocho bolivianos, dependiendo de los detalles y la complejidad del trenzado.

Usan las palmas contra maldiciones
Según vendedoras de palmas de Semana Santa, éstas tienen muchos más usos que los que establece la tradición católica. La salud, la prosperidad y la prevención de maldiciones son otras atribuciones frecuentes de estos ramos.
"Depende para qué quieren los clientes las palmas. Algunos se las llevan por tradición, ya que recuerdan el festejo religioso aquí en la iglesia; otros se las llevan para detener maldiciones o maldades que les hacen; igual otros me piden para preparar mates o hacer quemar la palma y así curar sus enfermedades. Cada uno le da un significado diferente”, contó la artesana Gladys Huaylla.
Las costumbres no sólo se adhieren a la creencia católica. En el campo, contó Huaylla, muchos llevan los ramos para alejar al demonio. "En los pueblos, los utilizan contra malos espíritus. Allá creen más en eso, así que llevan para alejar al diablo de sus casas”, dijo.

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