lunes, 14 de abril de 2014

Iglesias cristianas interpretan la Semana Santa de forma distinta



Los diferentes brazos del cristianismo, que tienen seguidores en el país, más allá del catolicismo, recuerdan de distintos modos la Semana Santa; unos hacen campañas, otros visitas al templo e, incluso, hay grupos que la toman como un periodo más.

Desde una o dos semanas antes al Viernes Santo, los adventistas, por ejemplo, hacen lo que denominan “campaña”: reuniones en casas o locales “para hablar de la vida de Jesús, de la Biblia, sus preceptos...”, explicó un líder juvenil de esta comunidad en La Paz, Marcelo Siñani.

Cuando llega el día señalado acaba la campaña e invitan a nuevas personas a las iglesias, hablan de la muerte de Cristo y comparten comida. Aunque esta corriente religiosa promueve el vegetarianismo, no está prohibido comer carne. De hecho, el 50% de los creyentes lo hace.

“No recordamos que Jesús ha resucitado, nos alegramos porque toda la semana hemos trabajado. Cada uno está todas las noches después de su trabajo yendo a su centro de prédicas: no cenan, no están con sus familias… Se están dedicando de lleno a predicar el evangelio”. Por eso, el Domingo de Resurrección se reúnen todos para pasar el día en algún lugar de la zona Sur (Mallasa o Río Abajo) haciendo deporte y comiendo.

“No lo hacemos con motivo de celebración sino como un día de esparcimiento”, indicó.

Los seguidores de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (conocidos como mormones) no tienen representaciones de Cristo en la Cruz.

“Recordamos a Jesucristo no crucificado sino vivo, resucitado”, explicó el registrador asistente del centro de Cochabamba, Johny Candia. “Igual nos dedicamos a recordar a Jesucristo y asistimos al templo (el domingo)”. Se dan mensajes en la iglesia que recuerdan el sacrificio que, según las creencias cristianas, hizo Jesús, “pero no es algo especial”.

Los evangelistas de Ekklesía tampoco festejan esta fecha. “Según la Biblia, lo único que Jesús pidió que hiciéramos por él es la Santa Cena”, aseveró el mayor representante de esta iglesia, Alberto Toto Salcedo.

“En ningún lugar nos enseña que debemos tener fechas especiales como el nacimiento, la fiesta de Reyes, el Jueves y Viernes Santo, el día de Resurrección... no existe eso”. Los fieles rememoran la Última Cena cada mes, en la que no hay un menú establecido ni ninguna prohibición alimenticia en particular “Eso son inventos de los hombres”.

Lo que sí hace la comunidad evangelista es aprovechar los feriados para reunirse e ir a campamentos. “Recordamos que él fue a la cruz y murió una vez para siempre (...). No creemos que Jesús muere y nace cada año”, recalcó Salcedo.Islam. En La Paz hay tres centros religiosos musulmanes: una mezquita en Sopocachi y otra en Miraflores, de la corriente sunita (corriente mayoritaria en el mundo islámico y que sigue a los principales califas sucesores del profeta Mahoma) y una musala o lugar de oración en la calle Landaeta de los chiítas (seguidores de Alí, el yerno del profeta).

“Nosotros no tenemos la Semana Santa pero invitamos a nuestros hermanos de las otras regiones y, como va a ser feriado tres días, tenemos actividades en la comunidad”, indicó Ayman Altaramsi, director de la Asociación Islámica de Bolivia y perteneciente a la mezquita de la calle Fernando Guachalla.

Entre las actividades, habrá enseñanzas que incluirán la visión islámica de este momento del calendario cristiano. “Conocemos la cuaresma porque en el país de origen de Jesús existen los cuarenta días de ayuno” que llevan a cabo los católicos de la región, como los palestinos, explicó. “El ayuno no es una práctica novata para los musulmanes”, aseguró Altaramsi, pues recuerda al Ramadán, el mes de ayuno para este colectivo, pero en otra época. “Es una práctica espiritual para enriquecer nuestra fe y estrechar nuestra relación con nuestro creador”.

Domingo de Ramos en Oruro

multitudLa catedral y las iglesias de Oruro estuvieron llenas de fieles católicos durantes las misas de ayer. Ellos asistieron agitando palmas de todo tamaño y forma. Alrededor de los templos, muchos comerciantes se asentaron para ofrecer a la gente cruces, rosas, anillos, aretes, trenzados e, incluso, portafotos. La fe de la gente se manifiesta en el deseo que tiene al adquirir los ramos. “Llevan por la costumbre y la cultura que tenemos pero, también, para la salud, la casa y el bienestar de la familia. Los hermanos evangelistas ya no”, comentó una comerciante, Leydi Soliz Arancibia. J. M.

Obermaier revive la entrada en Jerusalén

Montado en burro, con una hoja de palma en la mano derecha y rodeado de personas que le hicieron un pasillo con aguayos, así celebró el padre Sebastián Obermaier el Domingo de Ramos en la parroquia Cuerpo de Cristo, en la zona alteña de Villa Adela

A las 11.20, con 20 minutos de retraso, el emblemático sacerdote apareció con sotana roja en la avenida Junín, y hábilmente se subió al burro con el que le estaban esperando los seguidores de su iglesia. Antes estuvo recorriendo varios centros religiosos, ante cada uno de los cuales le esperaba un asno para realizar la procesión que emula la entrada de Jesucristo en Jerusalén.

En Villa Adela, Obermaier recorrió cuatro cuadras sobre los aguayos que los feligreses iban colocando a medida que éste se acercaba. También recibía el saludo afectuoso de la gente, que blandía los ramos a su paso. A los lados de la comitiva continuaba, impasible, la compra-venta de comestibles, menaje del hogar y otros productos.

Llegó montado en el burro hasta las gradas de su parroquia. Entró a pie en el templo y, tras él, decenas de feligreses que, atropelladamente —saltando por encima de los bancos y, alguno, dejando atrás un zapato— sobrepasaron el aforo del lugar para asistir a la liturgia según el evangelio de San Marcos.

Durante el sermón, el cura de origen alemán aprovechó para recordar la necesidad de cumplir con los sacramentos del bautismo, la confirmación y el matrimonio. “¡Y nada de concubinato!”, recalcó con la energía que le caracteriza.

Al final del acto, ya en el atrio de la iglesia, Obermaier bendijo los ramos de los asistentes rociándoles con una generosa sacudida de agua bendita, que mojó no solo a las palmas sino también a los fieles.

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