Marilú Sangüeza de Álvarez se despierta cada mañana con la convicción de que la Virgen de La Merced está muy presente cada nuevo día. Así define desde su profunda fe católica la desde hace tres años presidenta de la Orden Tercera Mercedaria, que tiene su sede en la Iglesia de La Merced, en La Paz.
La Orden está compuesta por 10 personas, que son, casualmente, todas mujeres. Durante todo el año se encargan del cuidado de la imagen de la Merced. A esta tarea permanente se suma el apoyo que brindan en las actividades que se desarrollan durante la Semana Santa. "Siempre bajo la supervisión de los párrocos”, matiza la presidenta.
La Orden fue fundada en 1218 por el padre español San Pedro Nolasco que, según cuenta la historia: "tuvo una visión de la Virgen de La Merced que le indicó cómo debía actuar y comportarse respecto a las personas que sufren”, recalca Sangüeza. Añade que en esa época "había una situación de injusticias que preocupaba a Nolasco”.
A partir del siglo XVI, la Orden, guiada inicialmente por españoles, adquirió una presencia significativa también en la entonces ciudad colonial de La Paz. A ésta llegó en a fines de 1.500 la imagen de la Virgen de La Merced, en cuyo entorno se agrupó la orden de sus devotos.
Según la presidenta, ahora la Orden Mercedaria está más activa que nunca. A ella, integrarse le ha servido para "ser más tolerante y comprensiva con mi familia, además de profundizar en la fe”. Cuenta que en el grupo mercedario comparten ideas, se escuchan y se apoyan ante cualquier problema personal.
"La mayoría de las personas vienen para profundizar en la fe y sentirse parte activa de un colectivo católico”. En este momento una compañera se encuentra hospitalizada por una operación y "tiene todo nuestro apoyo”, añade la presidenta.
Entre otras misiones, se encargan de llevar a cabo todas las tareas de mantenimiento de las Vigen de la Merced, como renovar las flores, los manteles de la mesa presidencial y los vestidos, que elaboran ellas mismas.
Por lo general, la Orden también cuenta con integrantes masculinos. Sin embargo, en los últimos años no ha recibido interesados. Sangüeza opina que "en algunos casos se considera erróneamente que es una actividad concebida para mujeres”.
Además realizan "sabatinas” todos los sábados: rezan el rosario. Tienen un virgen peregrina pequeña para difundir la fe y "fortalecer la familia”, que va rotando mes a mes por las familias de las integrantes.
La presidenta es plenamente consciente de que el compromiso de los miembros de cumplir con todas las actividades de la Orden puede ser un inconveniente para que se incorporen nuevos participantes, ya que implican renunciar a otras actividades cotidianas.
Además, para formar parte de la Orden se comprometen a respetar los cánones mercedarios. Uno de ellos es el cuarto voto que las diferencia de otras Órdenes, que consiste en dar la vida por los semejantes. Se denomina Tercera Orden para diferenciarse de la Primera y Segunda, que corresponden al colectivo de sacerdotes y frailes, por ejemplo.
También, entre sus tareas, está la organización de tcursos evangelización que son impartidos por los párrocos.
"Vivo para cuidar a la Santa Madre”
Marilú Sangüeza de Álvarez se incorporó a la Orden Mercedaria hace sieteaños , después de jubilarse. "Buscaba algo en mi vida que me motivara y un día vine a la iglesia y uno de los párrocos me invitó a participar; ahora vivo para cuidar a la Santa Madre”.
Así recuerda Sangüeza una de sus decisiones "más acertadas”. La Orden ya contaba con un grupo conformado en la iglesia de La Merced. Añade que "de esa época sólo quedamos dos o tres personas”.
Como directora de la Orden su objetivo es que el grupo se mantenga estable y cumpla con sus obligaciones. Los estatutos de la Orden permiten que algunos miembros no estén presentes en la reuniones por razones justificadas.
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