Al concluir el tiempo de la Cuaresma, hoy inicia la Semana Santa para todos los católicos que año tras año cumplen sacramentos como el de la confesión, comunión, además de someterse a penitencias y oración para cambiar y convertirse con el objetivo de reencontrarse con Cristo y ser mejores al cumplir sus enseñanzas, primordialmente cuando dejó como último mandamiento "amaos los unos a los otros como yo les he amado".
Hablamos de Cuaresma que se trata de cuarenta días después del Miércoles de Ceniza, día que se celebra después de la época de Carnavales en nuestro medio, cuando el sacerdote impone en la frente la señal de la cruz con ceniza obtenida de la quema de palmas del pasado año, esta costumbre se cumple para recordar que todos moriremos algún día y nos convertiremos en polvo.
A partir del Miércoles de Ceniza se inicia el tiempo de la Cuaresma, 40 días que representan el tiempo que Jesús pasó en el desierto rezando y sin comer, preparándose antes de salir a predicar.
Estos cuarenta días que componen la Cuaresma son un tiempo en el que las personas deben arrepentirse de sus pecados, es decir que les duela la ofensa realizada a Dios aunque haya sido pequeña, pidiendo perdón ante quien se realiza la promesa de cambiar y no volver a incurrir en el pecado.
En caso de ser los pecados o faltas graves, se debe cumplir con el sacramento de la confesión ante un sacerdote, quien a nombre de Dios puede brindar perdón.
Durante la Cuaresma se debe realizar o cumplir penitencia para reparar las faltas cometidas haciendo sacrificios ofreciendo a Dios amor y cumpliendo algunas cosas que les cueste hacer como el de no comer algo que les gusta, ayudar a otra persona en su trabajo, ser amable con el que no cae bien; cada persona escoge algo que le cueste cumplir.
A la vez se habla de convertirse que es dejar de lado lo malo en busca de algo mejor.
Concluido el tiempo de la Cuaresma inicia la Semana Santa con el Domingo de Ramos para recordar la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
El Domingo de Ramos se conmemora cómo Jesús ingresa a Jerusalén montado sobre un burro y es recibido por el pueblo que le alababa agitando palmas como símbolo de bienvenida, las cuales son bendecidas como una costumbre de los judíos.
Posteriormente, recibimos el Jueves Santo, en el que se recuerda la última cena con sus apóstoles, cuando Jesús cuenta que morirá tras ser entregado por uno de sus discípulos
En la última cena se instituye la Eucaristía, que recordamos cada vez que se cumple con la comunión cuando se recibe la hostia que representa el cuerpo de Cristo y el vino su sangre en cada celebración de la misa.
Al día siguiente se recuerda el Viernes Santo, cuando los soldados romanos le impusieron una corona de espinas, lo azotaron y se burlaron de Él, finalmente le clavaron en la cruz donde murió.
El sábado es el día dedicado para rezar y orar por la muerte y pasión de Cristo, el Hijo de Dios, a la espera de su resurrección por el gran amor que tiene el Padre por la humanidad.
Al concluir este día, se inicia el Domingo de Resurrección, que a través del tiempo fue adoptando algunas costumbres como la de abrazarse y felicitarse por la Pascua como una forma de festejo porque Cristo el Salvador volvió a la vida.
Es de esta manera es cómo los católicos recordaremos a partir de hoy estos días especiales, participando además en procesiones que son organizadas por responsables de las parroquias como el caso de la Catedral, lugar principal donde se efectuarán los actos litúrgicos presididos por el obispo de la Diócesis de Oruro, Monseñor Cristóbal Bialasik.
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