En una maratónica visita, el papa Juan Pablo II recorrió en 1988 seis ciudades del país en seis días. Se dirigió a niños, jóvenes, ancianos, mineros, enfermos, periodistas y a la familia boliviana trayendo un mensaje de paz y unidad.
El 9 de mayo se cumplirán 26 años desde que el pontífice pisara por primera vez suelo boliviano. Llegó al Aeropuerto Internacional de El Alto y una multitud de personas lo recibió y lo acompañó en su recorrido a la ciudad de La Paz.
"Puedo decirles con toda sinceridad que visitar Bolivia era un deseo largamente acariciado por mí. Ahora se concreta felizmente, para conocernos más de cerca y para que juntos nos acerquemos más a las metas que Jesús, nuestro Salvador, nos propone”, fueron las primeras palabras que dijo al llegar al país.
Al día siguiente, tras la misa para la familia, realizó un acto de consagración de la Virgen de Copacabana implorando su "protección maternal”.
El 11 de mayo se dirigió a Oruro, donde tuvo un encuentro con campesinos, mineros y obreros. Inmediatamente después partió a la ciudad de Cochabamba para celebrar una eucaristía y luego encontrarse con jóvenes y seminaristas.
El 12 de mayo viajó a Sucre para dar un mensaje de esperanza y fortaleza a los enfermos. Por la tarde pasó a la ciudad de Santa Cruz para reunirse con varios grupos.
El 13 llegó a Trinidad, donde celebró, antes de partir, una misa para misioneros.
Sus mensajes
Al despedirse El papa Juan Pablo II, al dejar el país que visitó por seis días, sobrevoló por el Santuario de la Virgen de Copacabana. La emoción de su visita le inspiró una última bendición, un radiomensaje:
Declaración "Llevo en mi corazón el gozo del encuentro con vosotros y el recuerdo consolador de vuestra fe y de vuestra vida cristiana. Al sobrevolar ahora el Santuario Mariano de Copacabana, os dirijo gozoso y confiado este mensaje por radio antes de dejar vuestro país”.
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