lunes, 28 de abril de 2014

En Bolivia se conservan dos reliquias de los papas santos

La estola de Juan XXIII y unas gotas de sangre de Juan Pablo II que se conservan en un relicario son los recuerdos que fueron bendecidos ayer por el Arzobispo de La Paz en una misa de agradecimiento por la canonización de los santos celebrada en la Catedral Metropolitana.

“Cuando se fundó el seminario Juan XXIII para sacerdotes en Potosí en 1991, los párrocos escribieron a Roma pidiendo un recuerdo del prelado y un par de años después el Vaticano nos mandó su estola”, informó ayer el monseñor Edmundo Abastoflor.

La prenda litúrgica de seda se expone en la urna del templo del seminario y se la trajo a la ciudad de La Paz con motivo de la celebración eucarística. Mientras que la sangre de Juan Pablo II se encuentra en la Nunciatura Apostólica de la Santa Sede en La Paz.

“Desde Roma nos mandaron un poco de su sangre a través del Nuncio Apostólico por el 2000, y desde entonces se la guardó en una pequeña medalla suponiendo que un día iba a ser proclamado santo”, explicó el arzobispo.

Ambos recuerdos fueron custodiados durante la misa por el Apostolado de la Nueva Evangelización de Bolivia, mientras centenares de personas asistieron a la ceremonia. Abastoflor destacó la sencillez y el espíritu renovador que Juan XXIII le dio a la Iglesia Católica y resaltó la actitud misionera de Juan Pablo II, que lo llevó a recorrer varias naciones.

Los nuevos santos ‘restauraron y actualizaron la Iglesia’ Católica

EFE/AFP

En una jornada histórica para la Iglesia Católica, ayer en la plaza de San Pedro, el papa Francisco proclamó santos a los pontífices Juan Pablo II y Juan XXIII. El emérito Benedicto XVI, 150 cardenales y 1.000 obispos celebraron la misa junto al Papa.

“Declaramos y definimos a los beatos Juan XXIII y Juan Pablo II santos y los inscribimos en el Catálogo de los Santos, y establecemos que en toda la Iglesia sean devotamente honrados entre los Santos”, fue la fórmula pronunciada en latín por Francisco, tras lo cual la muchedumbre estalló en aplausos, en la ciudad del Vaticano.

Durante la homilía de la misa pronunciada en italiano, el Papa sostuvo que los dos nuevos santos “restauraron y actualizaron la Iglesia según su fisionomía originaria” y que “fueron dos hombres valerosos, llenos de la parresia (termino griego que significa libertad) del Espíritu Santo, y dieron testimonio ante la Iglesia y el mundo de la bondad de Dios, de su misericordia”.

El papa emérito Benedicto XVI, quien renunció el año pasado, asistió a la ceremonia junto con el pontífice Francisco, 150 cardenales y 1.000 obispos. Por primera vez en la milenaria historia de la Iglesia una canonización es concelebrada por dos papas vivos.

Las reliquias de los dos nuevos santos, una ampolla de sangre de Juan Pablo II y un pedazo de piel de Juan XXIII extraída durante su exhumación, fueron colocadas al lado del altar.

La costarricense Floribeth Mora, cuya curación permitió elevar a los altares a Juan Pablo II, llevó la reliquia del pontífice polaco, mientras la de Juan XXIII fue entregada por su sobrino.

Cientos de miles de personas —al menos 800.000—, 24 jefes de Estado y de gobierno asistieron a la ceremonia para santificar a los pontífices.

La plaza de San Pedro fue adornada con 30.000 rosas rojas, amarillas y blancas que fueron donadas por el Gobierno de Ecuador, cuyo presidente Rafael Correa asistió a la ceremonia. En total, 19 pantallas gigantes fueron instaladas en toda la ciudad además de la plaza de San Pedro, así como en lugares claves, entre ellos la Plaza del Pueblo y el Foro Imperial.

La ceremonia pudo ser seguida en varios idiomas, entre ellos español, portugués, árabe y francés tanto en directo como por televisión.

Ceremonia inédita

Celebración

Concelebraron la misa 150 cardenales de todo el mundo y 1.000 obispos; 870 sacerdotes se encargaron de dar la comunión.

Cobertura

Se acreditaron 2.259 periodistas de 64 países. Se dieron permisos a 1.230 cámaras de Tv, 219 fotógrafos, 174 reporteros radiofónicos y 636 periodistas de prensa escrita.

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