sábado, 19 de marzo de 2011

Reflexiones desde el Cursillo: COMO VIVIR LA CUARESMA

Nuevamente por encontrarnos en tiempo de cuaresma, el tiempo dedicado a la preparación para la pascua, este espacio se lo debe llenar con obras y actitudes que nos acerquen a Dios.

Es tiempo de revisión, de examen de conciencia, es tiempo de preguntarnos ¿A dónde vamos? ¿Por qué camino estoy caminando? ¿Tengo paz en el alma? ¿No tengo nada de que arrepentirme? ¿Estoy causando dolor a otras personas? ¿Mis pasos van pisando la senda de la justicia?

Son tantas las preguntas que tendríamos que hacernos; pero para esto necesitamos silencio interior, basta ya de bullicio que aturde, hagamos un alto en esta cuaresma, para fortalecer el espíritu, para aumentar nuestra fe, para purificarnos y llenar el corazón de paz; así festejaremos una verdadera fiesta en pascua de resurrección.

Con el ayuno, la oración y la limosna podremos presentar ante el Señor nuestras ofrendas.

Esta cuaresma tratemos de vivirla más en familia, hoy el dinero es una de las principales causas de preocupación de los padres de familia y muchas veces estas preocupaciones crean distancias entre los miembros de la familia.

Tratemos de abrir una cuenta de ahorro afectivo, en la que estarán involucrados los seres que conforman un vínculo emocional, una pareja, padres, hijos, amigos.

En esta cuenta debemos depositar el capital de afecto, cariño y amor y comprometernos a destinar este monto a una finalidad común.

Esta finalidad puede ser la construcción de puentes de confianza, de jardines de armonía, de senderos de ayuda mutua, de espacios de intimidad.

Esta finalidad puede tejer tramas de seguridad sicológica, la aceptación, la comprensión y la unión en la diversidad.

Se puede construir espacios de crecimiento espiritual y de aprendizaje del respeto a uno mismo y a los demás.

Todo este capital afectivo, es decir el amor entre los que formamos una familia, debe ser utilizado para cimentar los vínculos y buscar la paz dentro de cada familia.

Existen además vínculos indirectos o de segundo grado, como los que me relacionan con mis socios, compañeros, amigos, vecinos, etc. Las personas que me rodean son esenciales en mi vida porque yo de alguna manera estoy vinculado a ellos, por lo tanto el cuidado, la profundidad y la dedicación que brindemos a estas relaciones en la que estamos integrados tiene incidencia en los fondos que atesoran nuestras cajas de ahorro afectivas.

No dejemos que las preocupaciones y los problemas afecten la paz de la familia, cuidemos nuestro capital de amor, porque corremos el riesgo que nuestras cajas de ahorro afectivas se vayan vaciando silenciosamente.

En este tiempo de cuaresma ofrezcamos al Padre de amor, nuestro esfuerzo, nuestro interés en lograr esa comprensión mutua, esa ternura y ese reencuentro dentro de nuestra familia y con las personas que nos rodean.

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