El papa Benedicto XVI terminó ayer los tradicionales ejercicios espirituales de la Cuaresma, que comenzaron el pasado domingo y que hicieron que quedaran suspendidas todas sus actividades públicas durante los últimos días, recordando la figura de San José.
En su discurso de cierre de los ejercicios espirituales pronunciado ayer, Benedicto XVI quiso dar las gracias al sacerdote carmelita descalzo Francois-Marie Lethesi, quien dirigió las reflexiones de este año.
El Papa, que hoy celebra su onomástica (se llama Joseph), se detuvo sobre la figura de San José, un "santo humilde y un humilde trabajador".
El papa Ratzinger recurrió a San Mateo para destacar la figura de San José como un "justo", que "estaba inmerso en la palabra de Dios escrita, transmitida por la sabiduría de su pueblo".
"Justo es el hombre que vive en la palabra de Dios, que vive la ley no como un yugo sino como alegría, que vive la ley como Evangelio", dijo el Papa durante su intervención.
En la carta de agradecimiento dirigida a Lethesi, el Pontífice recordó a su predecesor, Juan Pablo II, que será beatificado el próximo 1 de mayo y que ha inspirado los ejercicios concluidos ayer.
"Su próxima beatificación ha sugerido el tema de la santidad, un tema en el que profundizar mediante el encuentro con las imágenes vivas de algunos santos y santas", dijo Benedicto XVI.
El Papa evidenció que "esta línea de reflexión y de contemplación sobre el misterio de Cristo reflejado, por así decirlo, en la existencia de sus más fieles imitadores, constituye un elemento fundamental que he heredado de Juan Pablo II y que he mantenido con plena convicción y gran alegría".
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