lunes, 23 de mayo de 2016

LA FASCINANTE HISTORIA DE FELIPE NERI “Pippo buono”, el santo de la alegría

El de San Felipe Neri, con su imponente y admirada arquitectura, es el único templo dedicado a este santo en Bolivia. El jueves, 26 de mayo, se recuerda la vida y obra de este sacerdote que andaba siempre de buen humor, haciendo bromas, por eso además de los educadores se convirtió en el patrono de los comediantes.

El 26, además de marcar el final del Año Jubilar por el quinto centenario del nacimiento de San Felipe Neri, coincidirá con Corpus Christi, una fiesta que se celebra 60 días después del Domingo de Pascua (el jueves que sigue al noveno domingo posterior a la primera luna llena de primavera). Esta coincidencia con el calendario gregoriano no volverá a ocurrir hasta dentro de 141 años, lo mismo que la Encarnación de Jesucristo (o Anunciación de María) y el Viernes Santo del pasado 25 de marzo, según hizo notar a ECOS el sacerdote chuquisaqueño Bernardo Gantier.

¿Quién era Felipe?
Filippo Romolo de Neri, llamado el Apóstol de Roma, nació el 21 de julio de 1515 en Florencia, Italia. Hijo de un notario, desde 1533 estudió y enseñó teología y filosofía en Roma.

En 1548, junto con su confesor, Felipe Neri fundó la Confraternidad de la Santísima Trinidad, una comunidad de seglares dedicada a ayudar a peregrinos, enfermos y pobres. Ordenado sacerdote en 1551, ingresó en la comunidad eclesiástica de san Girolamo en Roma. Sus oficios informales con himnos y oraciones en lengua vernácula se hicieron tan populares que se construyó un recinto especial (el oratorio) en la nave de la iglesia para acomodar a los cada vez más numerosos asistentes.

Llevó a cabo numerosas obras de caridad; incluso llegó a vender sus libros para dar dinero a los pobres y cuidar enfermos. No trepidó en mendigar para que los más humildes tuvieran qué comer, enseñándoles con el canto y la catequesis. El papa Francisco recordó su fecundo método educativo, que hizo de él un auténtico padre y maestro de almas. Se dice que Felipe, al conocer a Cristo, tuvo una experiencia mística tan intensa que llegó a dilatar su corazón…

Un corazón de fuego
En la víspera de Pentecostés de 1544, tuvo una experiencia mística. Mientras pedía en oración los dones del Espíritu Santo, del cielo bajó un globo de fuego que se dilató en su pecho. Felipe cayó al suelo y cuando recuperó plenamente la conciencia, tenía un bulto en el lazo del corazón.

Al morir, la autopsia efectuada por Andrea Cesalpino reveló algo sorprendente. El libro Felipe Neri, el fuego de la alegría, de Paul Türks, cita el informe de ese médico: “En el año 1593 me llamaron, ya que padre Felipe había enfermado. Noté una pulsación muy fuerte en el Padre, se me informó que era un asunto ya antiguo”. Luego, “buscando la causa examiné su pecho y descubrí que estaba abultado, un tipo de tumor justo en las pequeñas costillas cerca del corazón. Tocándolo me di cuenta de que las costillas, en este lugar, estaban elevadas… El asunto se clarificó después de su muerte. Abriendo el pecho descubrí que las costillas del lugar estaban quebradas, los huesos separados del cartílago. De esta forma era posible que la palpitación del corazón, más grande de lo normal, tuviera espacio para latir”.

Levitando, “Pippo”
Por otro lado, el padre Gantier, en Sucre, cuenta que la extremada concentración de Felipe Neri le hacía levitar durante las misas, y que sus sacristanes —facinerosos que él recibía y que no podían ser aprehendidos en las iglesias— tenían la instrucción de ponerlo en tierra para evitar que el pueblo se distrajera con el espectáculo.

También en Sucre, en la cripta de San Felipe Neri —fallecido el 26 de mayo de 1595 en Roma— se encuentran los restos de Benito María de Moxó y Francolí (1763-1816), último arzobispo nombrado por el rey de España, cuyo bicentenario de fallecimiento se recuerda este 2016.

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