EFE. Milán
Benedicto XVI dijo ayer que el Estado debe estar al servicio de la persona, empezando por "el derecho a la vida, que jamás puede ser suprimida deliberadamente", y de la familia, basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer.
El pontífice hizo estas manifestaciones durante el encuentro que mantuvo con las autoridades milanesas, empresarios, trabajadores y mundo de la cultura y la educación de la región lombarda en la sede del arzobispado de Milán, donde se aloja durante su estancia en esta ciudad norteña italiana con motivo del VII Encuentro Mundial de las Familias, que preside.
Durante el encuentro, transmitido en directo por el Centro Televisivo Vaticano CTV, El papa dijo que aunque la concepción del estado confesional está superada, sus leyes deben encontrar justificación y fuerza en la ley natural, "que es el fundamento de un orden adecuado a la dignidad del ser humano".
"El Estado está al servicio y a la tutela de la persona, de su bienestar en sus múltiples aspectos, comenzado con el derecho a la vida, que jamás puede ser suprimida deliberadamente", manifestó.
El obispo de Roma agregó que el Estado tiene que reconocer la identidad propia de la familia, "basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, abierta a la vida" y el derecho de los padres a la libre elección de la educación y formación de sus hijos, "según el proyecto que consideren válido y pertinente".
"No se hace justicia a la familia si el Estado no sostiene la libertad de educación para el bien común de toda la sociedad", subrayó el papa.
Benedicto XVI abogó por una "constructiva" colaboración entre el Estado y la Iglesia, sin que haya confusiones sobre el papel de cada uno, para afrontar el tiempo de crisis que atraviesa en estos momentos parte del planeta.
El papa se refirió a los gobernantes y dijo que la principal cualidad de quien gobierna es la justicia, "virtud pública por excelencia, porque afecta al bien de toda la comunidad".
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