¿Doble agente?. La justicia vaticana ha comenzado a interrogar al mayordomo del Papa. Paolo Gabriele lleva dos semanas detenido por robar documentos privados de Benedicto XVI.
La prensa italiana especula con la posibilidad de que Gabriele actuara como agente doble, colaborando con la investigación para ayudar a desenmascarar al llamado "cuervo del Vaticano".
No es el título de una novela, aunque lo parezca. El "cuervo del Vaticano" es el misterio que perturba la tranquilidad del pequeño estado. ¿Quién está robando documentos secretos en las estancias del Papa? Eso se pregunta la justicia de la Santa Sede. Para descubrirlo, dejó hace meses un cebo en el apartamento papal: un sobre accesible sólo al círculo más íntimo del pontífice.
Cuando su contenido llegó a la prensa, las sospechas se centraron en el mayordomo de Benedicto XVI. Paolo Gabriele, que ha comenzado a declarar, guardaba en su casa cientos de cartas sustraídas. Un delito muy grave, que podría pagar en la cárcel si no resulta indultado por Joseph Ratzinger.
Así lo cuenta el "Corriere della Sera". El diario italiano plantea la hipótesis de que Gabriele haya actuado como un agente doble. Al ser descubierto, empezó a colaborar para desenmascarar a otros responsables de la fuga de documentos, y así, no acabar en prisión.
Un acuerdo secreto con las autoridades que permitiría a la cúpula de la Iglesia identificar a sus traidores: un grupo de al menos cinco personas que se hacen llamar "cuervos" y que pretenden destapar la supuesta corrupción y acumulación de poder de los colaboradores del Papa.
Acusan directamente a su secretario personal, Georg Gaenswein, y al secretario de estado vaticano, el cardenal Bertone. El número dos de la jerarquía católica ha denunciado lo que considera "ataques feroces y organizados" no contra él, sino "contra el
Papa, que no se dejará intimidar".
QUIÉN ES GABRIELE
Gabriele era uno de los pocos laicos con acceso al apartamento privado de Benedicto XVI y fue designado mayordomo en el año 2006.
Paolo Gabriele es una persona encantadora, discreta, amable y sonriente. Quien haya viajado con Benedicto XVI ha podido admirar la dedicación filial, casi adoración, de su mayordomo: le sostiene el paraguas cuando llueve o hace sol, le pone o le quita el abrigo, le entrega las medallas para regalar al final de cada acto, recoge cuidadosamente los regalos al Papa…
La pregunta que aguijonea a quienes le conocen era ¿Por qué Paoletto?. ¿Qué le puede haber llevado a traicionar al Papa? (...) Un sacerdote que le conoce bien manifestó al vaticanista Andrea Tornielli que “lo recuerdo desde hace mucho tiempo, cuando pasaba por las oficinas de la secretaria de Estado por las tardes limpiando el suelo. Es una persona enamorada de la Iglesia y con gran devoción al Papa; primero Juan Pablo II y ahora Benedicto XVI”. Según ese sacerdote,“no es la persona capaz de organizar una operación de ese tipo, a menos que sea una personalidad esquizofrénica”.
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