El papa Francisco reafirmó hoy que "las personas que comenzaron una nueva unión tras el fracaso de su matrimonio sacramental no están excomulgadas" y "no deben de ningún modo ser tratadas como tales" porque "forman siempre parte de la Iglesia".
Ante unas 7.000 personas en el Aula Pablo VI, Jorge Bergoglio, de buen humor, retomó las reflexiones sobre la familia y habló de "la situación de los que tras la ruptura de su vínculo matrimonial han establecido una nueva convivencia, y la atención pastoral que merecen".
El Pontífice recordó en la tradicional audiencia de los miércoles que "la Iglesia sabe bien que tal situación contradice el sacramento cristiano, pero con corazón de madre busca el bien y la salvación de todos".
La Iglesia, "animada por el Espíritu Santo y por amor a la verdad, siente el deber de "discernir bien las situaciones", como explica Juan Pablo II en la 'Familiaris consortio', diferenciando entre quienes sufrieron la separación y quienes la provocaron"
"Si se mira la nueva unión desde los hijos pequeños vemos la urgencia de una acogida real hacia las personas que viven tal situación", precisó el Papa, quien preguntó: "¿Cómo podemos pedirle a estos padres educar a los hijos en la vida cristiana si están alejados de la vida de la comunidad? Es necesario una fraterna y atenta acogida, en el amor y en la verdad, hacia estas personas que en efecto no están excomulgadas: ellas forman parte siempre de la Iglesia".
La excomunión es una sanción más fuerte, ya que en la práctica implica la exclusión total de la Iglesia. Varias voces dentro de la Iglesia están reclamando que los divorciados puedan comulgar sin condiciones, una idea a la cual se oponen los defensores de la aplicación estricta del dogma.
La cuestión fue objeto de encendidos debates durante el Sínodo de la Familia de 2014, y debería volver a estar en el centro de las discusiones en la segunda reunión de este tipo que se celebrará en octubre.
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