“La Virgen de Dolores eligió quedarse en mi pueblo, Tapacarí”, afirma con una profunda convicción Bania Vargas, una residente de esa provincia en Cochabamba.
Después de un viaje de aproximadamente tres horas, la mayor parte por el río, la imagen de poco más de un metro de altura está nuevamente en Quillacollo, para ser parte del encuentro de Advocaciones Marianas, que se realiza en este municipio desde 2006.
Vargas rememora que la historia de la llegada de la Virgen de Dolores la vienen escuchando desde la época de sus abuelos.
La imagen de la Virgen de Dolores fue traída desde España y su destino era la capital de Cochabamba. Sin embargo, un evento inexplicable cambió el curso de la historia.
Vargas afirma que, según el relato que escuchó de sus abuelos, esta imagen era trasladada a lomo de mula, en cajones, y su destino era un templo de la capital. La ruta que debía seguir la caravana tomaba en cuenta a Tapacarí. Al llegar a esta población, los animales de carga, con sus guías, no pudieron alcanzar el poblado, porque el río estaba crecido, y tuvieron que pernoctar a la intemperie.
Cuando la recua debía reanudar el viaje al día siguiente, los animales se negaban a dar un paso más.
Y como los animales no avanzaban un solo milímetro, el encargado de la caravana atravesó el río para entrevistarse con la autoridad del pueblo y el párroco y comentarles la situación.
Y como la recua se negaba a moverse, pese a la insistencia de los guías, se abrió las cajas en las que se llevaba la imagen.
Se decidió, entonces, instalar a la Virgen de Dolores en el altar mayor de la iglesia del pueblo y desde entonces es la patrona de Tapacarí.
Muchos años después, tras una procesión -rememora Vargas- se intentó trasladar nuevamente a la Virgen de Dolores, pero en ese momento se desató una lluvia tan fuerte, que los que habían ideado ese plan echaron por tierra su empresa.
“Nosotros creemos que en la forma que llegó y se quedó la Virgen de Dolores es un milagro”, afirma.
PERIPLO La Virgen de Dolores participa en el encuentro de Advocaciones Marianas en Quillacollo. Un grupo de residentes de Tapacarí viaja hasta el pueblo, arropa con frazadas la réplica de la imagen principal y, después de subirla a una camioneta, empiezan el periplo.
A diferencia de la época de lluvia, en agosto el río está seco y sirve como vía, por donde se desplazan los vehículos que trasladan a la Virgen de Dolores.
Una vez que la imagen llega a Quillacollo, los residentes de Tapacarí se reúnen para rendirle los homenajes de rigor.
Los feligreses preparan la ropa que estrenará la Virgen de Dolores y, finalmente, el sábado en la mañana es trasladada para el encuentro de las Advocaciones Marianas.
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