La tradición cristiana atribuye a San Francisco de Asís la costumbre de armar los nacimien-tos. En Hispanoamérica representan este acontecimiento con figuras, generalmente de yeso, la familia de Jesús, el portal de Belén, un pesebre donde descansa el Niño Dios, también están los tres Reyes Magos con sus ofrendas de oro, incienso y mirra, algunos animales domésticos, iluminan el lugar velitas o foquitos de colores.
En los países sajones es común engalanar un árbol, pino o abeto, con adornos, dulces, regalos, foquitos y la estrella de Belén en la copa del árbol. Esta costumbre se dice que nació en Alemania, donde un misionero inglés llamado Bonifacio, sustituyó (siglo VIII) los sa-crificios que se hacían a la encina sagrada de Odín (dios de la mitología escandinava), por un pino, en homenaje al nacimiento de Cristo.
En la mesa, de acuerdo con las tradiciones de cada país, se consume chocolate con pa-netón, pavo al horno, pollo (picana) o carne de cerdo.
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