L a devoción y la fe que despierta la Virgen de Guadalupe no conocen de fronteras. Su imagen es venerada en todo el continente y en Bolivia es la patrona de la ciudad de Sucre.
El origen de su devoción está en México, donde al norte de la Ciudad de México se aglomeran miles de personas cada 12 de diciembre para rendirle tributo, ya sea en agradecimiento o para pedirle algún favor. En la víspera del 12 de diciembre las iglesias de todo el país azteca se llenan de fieles que celebran la serenata a la Virgen o 'las mañanitas a la Guadalupana'.
La devoción de los mexicanos se extiende hasta los residentes de ese país en Estados Unidos y desde el papa Pío X, a principios del siglo XX, fue nombrada como Patrona de América Latina. Otro papa, Juan Pablo II, el 6 de mayo de 1990 beatificó al indio Juan Diego, al que se le apareció la imagen en 1531. En los cuatro viajes que realizó a México, Karol Wojtila no dejó de visitar su templo.
En Bolivia la devoción a la Virgen de Guadalupe se ha extendido desde la ciudad de Sucre, ya que es la patrona de la capital de Bolivia. Todos los años, a principios de septiembre, miles de devotos se reúnen en la plaza 25 de Mayo para celebrar una misa que da inicio a las festividades en su honor y que concluyen con una imponente y vistosa entrada folclórica por las principales calles de la ciudad blanca.
‘La Mamita Gualala’, como también es conocida en el sur del país, sale en procesión acompañada por decenas de vehículos adornados con tejidos, adornos y joyas para acompañar en su recorrido a la Virgen que desde principios del siglo XVII se ganó la fidelidad de los chuquisaqueños.
Cuenta la historia que en l601, Fray Diego de Ocaña llegó a Potosí para difundir la devoción a la Virgen de Guadalupe y pintó para el convento de San Francisco una imagen de ella. En una de las visitas que hizo el obispo de Charcas, Alonso Ramírez de Vergara a dicha ciudad le pidió a Ocaña que pintara otra para la ciudad de La Plata (hoy Sucre), ya que él era de Extremadura, donde la imagen era también venerada.
Ocaña en su diario relata que fue la inspiración divina la que lo llevó a reproducir la imagen. El religioso pintó la Virgen igual que la que había conocido en Extremadura y que presenta algunas diferencias con la de México, cuya imagen llegó también a Bolivia en las primeras décadas del siglo XIX.
Para 1617, la Mamita Gualala ya tenía su propio templo, el que fue construido por orden de Fray Jerónimo Méndez de la Piedra. Al poco tiempo aumentaron fieles seguidores y con los años, la imagen empezó a ser adornada con joyas que sus seguidores dejaban en agradecimiento por los favores realizados. Ya en 1748 el lienzo original fue reforzado con una plancha de oro y plata que representaba el manto de la madre de Cristo y dejando de la original solo el rostro de Jesús y María.
Actualmente se cuentan por miles los latinoamericanos y españoles que le piden y le brindan ofrendas a diario. Santa Cruz de la Sierra no es la excepción y ejemplo de ello es Delma Serena Lara, que nació un 12 de diciembre hace 19 años y por tal motivo su madrina la encomendó a ella para que la protegiera y le diera salud. “Eso es lo que ha hecho la Virgen a lo largo de mi vida” dice con convicción Delma Serena que acaba de concluir su primer año de Ingeniería Ambiental en la Gabriel René Moreno. Para dar fe de que cumple con lo que se le pide, la joven pone como ejemplo la enfermedad que hace un par de meses la dejó en cama por una semana y por la que tuvo que ser hospitalizada.
“Yo siempre le he pedido salud y esta vez ella me la dio. Por eso es que creo que ella guía mis pasos desde que yo salgo de mi casa hasta que regreso”, afirma Delma Serena, que muestra con orgullo la figura que le regaló su madrina y que se la hizo traer desde México para ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario