“La libertad religiosa no se limita al libre ejercicio del culto. Existe una dimensión pública de la fe que permite a los creyentes ofrecer su contribución en la construcción del orden social”, afirma el Nuncio Apostólico, Monseñor Giambattista Diquattro.
“La libertad religiosa no se agota en la simple dimensión individual, sino que se realiza en la propia comunidad y en la sociedad, en coherencia con el ser relacional de la persona y la naturaleza pública de la religión”, señala el mensaje del Papa Benedicto XVI para la 44 Jornada Mundial de la Paz, celebrada el 1 de enero.
Refiriéndose a ese mensaje, el Nuncio indica que el Papa afirma que “el derecho a la libertad religiosa es intrínseco a la naturaleza de la persona y no es un derecho que el Estado puede o no puede otorgar; se trata de un derecho de la libertad contra la coerción y de la libertad por la verdad”, en declaraciones divulgadas por la Conferencia Episcopal Boliviana.
El Sumo Pontífice “evidencia también que la afirmación de la libertad de religión no implica que todas las religiones sean iguales, porque la libertad religiosa no es motivo para implementar ni el relativismo ni el indiferentismo. Al contrario, la libertad religiosa es compatible con la tutela de la identidad religiosa, va contra el relativismo, el sincretismo, el fundamentalismo, porque todas estas realidades constituyen un abuso de la libertad religiosa”.
El mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de la Paz señala el “extraordinario anhelo evangelizador cuando afirma que la verdadera libertad desea la verdad, que es Dios, y actualizando esta antigua intuición de San Agustín recuerda que la proclamación del Evangelio es un esfuerzo por despertar la libertad del hombre en desear y abrazar la verdad del Evangelio que es la única verdad, porque es la verdad que redime”, expresó el Nuncio.
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