La Iglesia Católica de Cuba dio su respaldo a las reformas económicas del presidente Raúl Castro y anunció la liberación de más presos políticos en 2011, reafirmando su inédito protagonismo tras décadas de tensiones con el Gobierno comunista liderado por Fidel Castro.
El plan gubernamental de cambios “nos implica a todos” y su éxito no sólo depende de las autoridades, “sino también de la comprensión adecuada” del pueblo, con “capacidad crítica” para expresar divergencias o modificaciones, dijo el cardenal Jaime Ortega, durante la misa de inicio de año celebrada en la catedral de La Habana.
“Proceso renovador”
Ortega oró “por la buena marcha de este proceso renovador para el bien de todo el pueblo” y expresó sus buenos deseos para el pueblo y para “quienes rigen el destino de la nación”.
El espaldarazo católico a las reformas estuvo cargado de simbolismo: en la catedral de La Habana, en la homilía de la Jornada Mundial de la Paz, en el primer día del año, que coincidió con el aniversario 52 de la Revolución.
Las propuestas del Mandatario, que deben ser aprobadas por el VI Congreso del Partido Comunista en abril, incluyen el despido inicial de 500 mil empleados estatales y la apertura del trabajo privado y cooperativo para darles cabida laboral.
También una ampliación de la inversión extranjera, la eliminación de subsidios y del paternalismo estatal, así como autonomía a las empresas del Estado en su gestión, en busca de eficiencia y mayor productividad en beneficio de la economía popular.
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